Ciudad de México.- Estuve allí desde temprano, muy temprano. Vi cómo llegaban, gota a gota, los múltiples contingentes ciudadanos que apasionadamente se concentraron para protestar en contra de la propuesta de reforma al Poder Judicial del Presidente Andrés Manuel López Obrador y de sus zalameros allegados (MORENA, PT y PVEM).
Iban llegando al Ángel de la Independencia y, de allí, caminaban sobre Paseo de la Reforma hasta llegar a la sede oficial del Senado de la República al estruendo de las siguientes consignas:
“¡López Obrador es un narcodictador!”.
“¡El Poder Judicial no va a caer, no va a caer!”.
“¡Señor senador detenga al dictador!”.
“¡43, 43, los senadores que nos van a defender!”.
“¡Democracia sí, dictadura no!”.
Fiel a mi práctica periodística y sociológica, me estuve paseando entre la gente protestante, escuchando sus consignas, platicando con ellos, oyendo sus críticas e inconformidades.
Y, como abogado litigante, me queda claro que nuestro sistema de justicia es muy deficiente y que requiere una urgente reforma. Pero yerra quien piensa que la elección de jueces, magistrados y ministros mejorará sustancialmente la procuración e impartición de justicia de nuestro país.
Las muchas deficiencias de nuestro sistema de justicia inician desde los primeros respondientes (policías locales, estatales y federales) y avanzan hasta los vomitivos criterios de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pasando por las ineficiencias y las corruptelas de las fiscalías federal y estatales. Toda la cadena del sistema de justicia está podrida, sin duda, no sólo los eslabones que le corresponden al Poder Judicial como tal.
La propuesta de reforma de López Obrador está viciada de origen, pues: está coja y está tuerta, porque no es integral.
AMLO culpa al Poder Judicial de vicios que, incluso, recaen en las fiscalías federal y estatales, muchas de las cuales se hallan en poder del oficialismo obradorista.
¿Ejemplos? La Fiscalía de la Ciudad de México, que no duda en “sembrar” armas y drogas para proceder contra ciudadanos inocentes o en “rescatar” de las garras de la justicia a políticos afines a la 4T acusados de peculado (p.e. Javier Corral), y la Fiscalía de Sinaloa, incapaz de estructurar una versión creíble en torno al presunto secuestro de Ismael “El Mayo” Zambada y al asesinato de Héctor Melesio Cuén Ojeda. Ambas fiscalías estatales operan bajo la sombra de la 4T, no se nos olvide.
Y en este marco, y porque la suerte es de quien la busca, sobre Paseo de la Reforma me topé con Claudio X. González, visible personaje opositor y uno de los “demonios” favoritos de López Obrador, quien, en “chacaleo” periodístico, nos dijo en síntesis que:
Queremos mantener condiciones de democracia en nuestro país para que podamos debatir.
No se vale la lógica autoritaria-dictatorial a la venezolana, a la cubana, a la nicaragüense, que pretende conculcar las libertades so pretexto de ejercer la justicia.
Pende de un hilo la vida de la república.
Esperamos que los senadores de la oposición cumplan con su palabra y voten en contra.
La reforma de AMLO-MORENA parte de una lógica revanchista; pretende quedarse con el Poder Judicial; pretende desaparecer la autonomía del Poder Judicial.
MORENA se empeña en destruir las instituciones que vienen del pasado, sin valorar su aportación objetiva al desarrollo nacional.
Claro que el Poder Judicial requiere una reforma, pero no la reforma que pretende la 4T.
Lo senadores del PRD que recientemente se pasaron a MORENA traicionan el mandato de sus electores.
El compromiso de los senadores de oposición es doble: asistir a la sesión y votar en contra.
Sólo está derrotado quien deja de luchar.
Hay una decisión histórica en puerta: seguimos siendo una república democrática o pasamos a ser una dictadura en ciernes.
Y, sin más, aquí está el video al respecto:
Entrevista, video y foto a cargo de Carlos Arturo Baños Lemoine, Editor en Jefe de El Arsenal. Diario Digital