Francisco Garfias.
La parte más comentada del último informe de López Obrador fue su desmesurada afirmación de que el sistema de salud –en los 23 estados que ya tienen el IMSS Bienestar– ya es el más eficaz en el mundo.
“Dije que iba a ser como en Dinamarca. Es mejor que el de Dinamarca” presumió el presidente, sin bromear.
Y el pueblo bueno, reunido en el Zócalo, lo aclamó como si no se tratara de una mentira más grande que el Océano Pacífico.
Los datos están allí. De acuerdo con el índice de atención médica de la revisa CEAWord, Dinamarca en el tercer país con el mejor sistema de salud, detrás de Corea de Sur y Taiwan.
Le siguen, en orden descendente, Austria, Japón, Australia, Francia, España, Bélgica y Reino Unido.
México ocupa el puesto 72 de los 192 publicados.
El diputado Éctor Jaime Ramírez Barba, médico de profesión, hizo un balance de la salud en México después del último informe de AMLO, mucho más apegado a la realidad.
“Es terrible: seis años de fracasos, subejercicios, desabasto de medicamentos, crisis en vacunación, médicos en las calles y un manejo negligente de la pandemia”, dijo.
Todos sabemos, además, que la política de seguridad de “abrazos, no balazos” resultó en récord de homicidios: 196 mil 438 al 1º de septiembre de 2024, según el reporte “La Guerra en Números”, de T-ResearchMX. AMLO, por el contrario, habló de una reducción de 18% en homicidios dolosos; robo, 29.5%; feminicido 37.6%, robo de vehículo 48.6% y secuestro 77%.
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El tema va más allá de la demagogia populista para situarse en el terreno de la salud mental. ¿AMLO se cree lo que dice? preguntamos al reconocido psiquiatra, José Newman. Esto fue lo que nos dijo:
“Es imposible responder a esa pregunta pues el sujeto lo repetirá y rebatirá a quien lo contradiga. Ese es el comportamiento que desquicia al entorno. Unos optan por no contradecirlo y hasta celebrarlo (como ocurrió ayer). Otros se le opondrán”.
De acuerdo con el informe de la OCDE sobre el panorama de salud actualizado a 2022 –cuarto año del sexenio– cerca de 3 de cada 10 mexicanos están fuera del derecho a los servicios médicos.
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Otro tema que llamó la atención en el Sexto Informe fue la muy polémica elección de jueces, magistrados y ministros. Allí, en pleno Zócalo, López Obrador hizo una encuesta a mano alzada.
“Qué levanten las manos quienes creen que es mejor que los ministros sean elegidos por el presidente y los senadores”, pidió.
Se escucharon abucheos.
“Que la levanten quienes creen que es mejor que el pueblo los elija”.
Lo aclamaron.
La aversión de AMLO al Poder Judicial no es nueva. Basta recordar que en octubre del 2003, cuando una sentencia judicial obligaba al gobierno de la CDMX a pagar una suma exorbitante por la expropiación de unos terrenos, declaró:
“Si una Ley no recoge el sentir de la gente, no puede tener una función eficaz… La Corte no es una junta de notables, ni un poder casi divino”, dijo. (Enrique Krauze, Letras Libres, Junio de 2006.)
Hoy se pregunta que si el presidente, los gobernadores, los legisladores y hasta los alcaldes son electos en urna ¿por qué no hacerlo con jueces, magistrados y ministros?
Un argumento utilizado por los que favorecen que se voten los jueces, incluida Claudia Sheinbaum, es que en Estados Unidos los ciudadanos elijen a los jueces en urna.
Arturo Sarukhán, ex embajador de México en Estados Unidos, salió a corregir en su cuenta de X:
“En EEUU ni los jueces federales, ni los jueces de la Suprema Corte, se eligen por voto popular. El presidente los nomina y tienen que ser aprobados por el Senado.
“En EEUU son sólo los jueces locales y estatales y eso ni siquiera es en todos los estados. En EEUU quien decide el veredicto es un jurado conformado por ciudadanos, no el juez.”
Bolivia es el único país de Latinoamérica que elige a los jueces por voto popular.
Les ha ido muy mal. “La justicia está lejos de la gente”, ha asegurado Diego García Sayán, relator especial de las Naciones Unidas sobre Independencia de magistrados y abogados, al terminar su visita oficial a Bolivia.
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El cese de casi 1,700 juzgadores ya está calendarizado en la Cámara de Diputados. Hoy martes se aprueba en lo general y el miércoles en lo particular. Traen prisa por darle su “regalo” al presidente saliente antes de que se vaya.
De nada han servido las opiniones de expertos, las presiones de la calle, el paro de jueces, magistrados, trabajadores. Ni siquiera las advertencias de Estados Unidos de que esa reforma va a socavar las relaciones entre ambos países los ha movido un centímetro de la reforma que proponen.
Parece que a la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, no le ha caído el veinte del paquete que le deja “el mejor presidente de la historia”.
FIN