Alessandra Rojo de la Vega debe tragarse su propio feminismo

Carlos Arturo Baños Lemoine / Ciudadano Cero

Carlos Arturo Baños Lemoine.

El feminismo es un cáncer social, ni duda cabe. Y es tan maligno que incluso está dañando a muchas “feministas”. Ya saben, la alimaña que se inyecta su propio veneno.

El caso más reciente es el de Alessandra Rojo de la Vega, la candidata de la Coalición PAN-PRI-PRD a la Alcaldía Cuauhtémoc en las recientes elecciones; una política con raíces en el PRI y en el PVEM; una mujer que se declara “feminista”, con todo y su paliacate violeta; y una influencer que incluso tiene una agrupación que, según, ayuda legal y psicológicamente a mujeres víctimas de violencia.

En números fríos, Alessandra ganó la elección por alrededor de 11 mil votos, con todo y el recuento de sufragios solicitado por su contrincante: Caty Monreal, la candidata de la 4T e hija del experimentado y bien colocado Ricardo Monreal. Y sí, es obvio que el triunfo de Alessandra supone, entre otras cosas, una traición: gente de la propia 4T traicionó a Caty Monreal, la única candidata de la 4T que, sospechosamente, no ganó en la Alcaldía Cuauhtémoc.

Caty Monreal impugnó el resultado aduciendo defectos en el conteo de votos, excesivos gastos de campaña y “violencia política en razón de género”. Y resulta que, apenas el pasado sábado 31 de agosto, el Tribunal Electoral de la Ciudad de México (TECDMX) determinó anular la elección de la Alcaldía Cuauhtémoc justo por el último concepto: “violencia política en razón de género”.

Ya saben, se trata de una vacilada más del feminismo. Eso de la “violencia política en razón de género” es una aberración conceptual más del feminismo que, incluso, debería ser rechazada por las propias mujeres ya que, entre otras cosas, supone que las mujeres son tan vulnerables, débiles y tontas que hasta pueden quedar afectadas traumáticamente por comentarios que resultarían totalmente irrelevantes para la gente normal.

Como sea, esa aberración jurídica está encajada en las normas electorales vigentes y, en consecuencia, ahora ha sido utilizada para quitarle su “huesote” a la “feminista” Alessandra Rojo de la Vega. Paradójicamente, y justo por ser feminista, Alessandra tuvo que darse cuenta de que ella estaba ejerciendo “violencia política en razón de género” contra Caty Monreal, quien también se declara feminista. O sea: mujer contra mujer, feminista contra feminista. ¡Bah, entre feministas te veas! ¡Súper chida su “sororidad”!

Alessandra se refirió a Catalina Monreal como “Ratalina”, además de que la “ninguneó” y la “invisibilizó” en varias ocasiones. ¡Caray, qué bajo hemos caído como sociedad al darle importancia a todo esto! En fin, el cáncer del feminismo.Alessandra Rojo de la Vega debe tragarse su propio feminismo

Por supuesto que Alessandra recurrirá a las instancias electorales federales que, casi seguramente, revocarán la determinación del Tribunal Electoral capitalino. Por vía de mientras, la feminista Alessandra tendrá que tragarse su propio feminismo.

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