Por. Raúl Flores Martínez
Como ya es una bonita costumbre de todos los presidentes mexicanos, las cifras alegres y todo es perfecto en el país, un país que se hunde en la crisis de la inseguridad, aun así López Obrador presentó su sexto y último Informe de Gobierno, en el cual destacó lo que considera logros clave de su administración, como la reducción de la pobreza, el aumento en la inversión extranjera, y avances en programas sociales como “Jóvenes Construyendo el Futuro” y “Sembrando Vida”.
Sin embargo, hubo críticas significativas debido a la falta de mención de temas sensibles, como el número real de muertos y desaparecidos relacionados con la violencia en el país.
Esta omisión ha generado controversia, ya que la violencia y la inseguridad siguen siendo grandes problemas en México. Durante su mandato, México ha enfrentado altos niveles de violencia, y organizaciones de derechos humanos y familiares de víctimas han señalado que el gobierno no ha sido lo suficientemente transparente ni efectivo en abordar la crisis de personas desaparecidas.
La ausencia de datos sobre homicidios y desaparecidos en el informe contrasta con el enfoque positivo y optimista de otros temas, lo que ha sido interpretado por algunos como un intento de minimizar las críticas hacia su gestión en materia de seguridad pública.
En resumen, mientras el presidente resaltó logros en diferentes áreas, la falta de información sobre la violencia y las desapariciones ha dejado una sensación de incompletitud y preocupación en varios sectores de la sociedad.
¿Cuántas vidas caben en un costal? Fue la pregunta que hizo Cecilia Flores líder del colectivo de Madres Buscadoras de Sonora, a López Obrador a través de sus redes sociales, una pregunta que fue a la vez, aunque se escriba extraño una crítica por dejar a un lado en su informe a las miles de personas desaparecidas.
Sabemos que durante los últimos seis años, México ha registrado cifras alarmantes de personas desaparecidas. Organizaciones civiles, colectivos de familiares y organismos internacionales han señalado que el país enfrenta una crisis humanitaria sin precedentes, con más de 100 mil personas desaparecidas reconocidas oficialmente.
A pesar de este contexto, el presidente López Obrador no mencionó en su discurso los esfuerzos para localizar a estas víctimas ni los avances, o la falta de ellos, en este ámbito.
En lugar de hablar de las víctimas de la violencia, el presidente prefirió enfocar su discurso en los logros económicos y sociales de su administración. Según López Obrador, se ha reducido la pobreza y aumentado la inversión extranjera, mientras que los programas sociales han beneficiado a millones de personas.
Sin embargo, el silencio respecto a las personas desaparecidas no pasó desapercibido, las familias de las víctimas han sido uno de los grupos más críticos del gobierno de López Obrador.
A lo largo de su administración, han exigido mayor apoyo para la búsqueda de sus seres queridos, así como justicia para los responsables. Sin embargo, han acusado al gobierno de promesas incumplidas y de una falta de acciones concretas para enfrentar el problema.
Hoy sabemos que, con su silencio, López Obrador cierra su mandato sin ofrecer respuestas claras ni esperanza a miles de familias que continúan buscando a sus seres queridos, dejando una herida abierta en la historia reciente de México.