Francisco Garfias.
“¡Es un honor estar con Obrador! ¡Es un honor estar con Obrador!” Coreaban entusiastas diputados de Morena y anexas en la sesión constitutiva donde rindieron protesta y eligieron a la mesa directiva de la 66 Legislatura.
La consigna causaba extrañeza en el palco de los periodistas. Los nuevos legisladores le rendían pleitesía al redentor que desocupa Palacio Nacional el 30 de septiembre, y no a su heredera, Claudia Sheinbaum.
El Peje es el camino, la verdad y la vida para los feligreses de la 4T. El líder supremo al que veneran y obedecen. Es a él –y no al pueblo—al que le deben lealtad absoluta.
De repente les cayó el veinte de que no podían olvidar a Claudia Sheinbum y comenzaron a gritar “¡Pre-si-den-ta! ¡Pre-si-den-ta!” Pero no con la misma intensidad.
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La maestra Ifigenia Martínez (94 años) fue electa como presidenta de la mesa directiva. La decana no durará en el cargo todo el año. Sabe que a su edad no está para esos trajines.
Seguramente pedirá su cambio después de colocarle la banda presidencial a la primera mujer presidenta de la República, el próximo 1º de octubre.
Hubo mucho movimiento en la bancada de Morena. El propio Monreal informó que como número dos de la bancada guinda queda Alfonso Ramírez Cuéllar y que su compadre, Pedro Haces, será coordinador operativo.
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Los legisladores del oficialismo llegaron eufóricos, emocionados, soberbios, al Palacio Legislativo de San Lázaro. Horas antes, los magistrados del Tribunal Electoral, salvo la honrosa excepción de Janine Otálora, ratificaron oficialmente ese atraco llamado sobrerrepresentación.
Un trancazo a la voluntad popular que comenzó a fraguarse en un INE que en nada se parece al de Lorenzo Córdova y Ciro Murayama.
Consejeros y magistrados hicieron pirueta y media para justificar que con el 54 por ciento de los votos, Morena, Partido Verde y PT obtuvieran el 74 por ciento de las curules y lograran así la mayoría calificada en San Lázaro.
El partido fundado por AMLO alcanzó, con ello, una mayoría absoluta de 256 diputados.
Eso permitirá que un morenista se quede con la presidencia de la Jucopo, órgano de gobierno de la Cámara de Diputados, los tres años de la Legislatura. Así se las gastan.
En el Senado sólo le faltaban tres escaños al oficialismo para alcanzar esa mayoría de dos tercios.
En un santiamén consiguieron que dos ex perredistas chaquetearan y se pasaran a la bancada guinda. Me atrevo a pronosticar que el tercero ya lo tienen amarrado.
Gracias al INE, al TEPJF –y a los vendidos del amarillo– se hará realidad el famoso Plan C (Plan Capricho) de AMLO que, por lo pronto, se prepara para desaparecer el Poder Judicial, tal como lo conocemos.
Antes del 4 de septiembre se aprobará la controvertida reforma judicial que propone la elección de jueces, magistrados y ministros, según Ricardo Monreal, cooordinador de la bancada de Morena y titular de la Jucopo.
El Plan C elimina siete órganos autónomos que son contrapeso del Ejecutivo; militariza la Guardia Nacional y propone otros 15 cambios a la Carta Magna.
La Constitución está en serio peligro. Con esa supermayoría hasta podrían cambiarle el nombre a México y ponerle República Popular de López Obrador.
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La otra cara de la moneda es la desarticulada oposición. Margarita Zavala, una de las diputadas más visibles del PAN, escribió en su cuenta de X:
“Hoy es un día distinto porque nos amanecimos con un golpe de Estado perpetrado por un tribunal electoral al que yo no le tenía ninguna esperanza, quizás tenía algo de ilusión, pero no esperanza”.
Luego de agradecer a Janine Otálora su valiente decisión, se fue duro en contra de los cuatro magistrados que avalaron el atraco: Mónica Soto, Felipe de la Mata, Felipe Fuentes y Reyes Rodríguez.
Dijo: “No sólo fueron cobardes, sino también humillados. Minutos después de la decisión del tribunal, el Partido Verde le devolvió sus diputados a Morena”.
Hablamos con el diputado Jorge Romero, aspirante a la jefatura nacional del PAN, sobre la posibilidad de que el oficialismo no lo voltee ni a ver.
“Tengo sincera fe que en las coordinaciones, sobre todo del oficialismo, va a imperar el mínimo de lógica política de diálogo. Tampoco quiero sonar ingenuo. Sólo el tiempo nos va a decir. Estamos en el día uno.
“Si el Segundo Piso de la 4T son otros seis años de no voltearnos ni a ver, ni hablar, ni oír, el PAN va a seguir levantando la voz, aquí en tribuna y en todas las esquinas, con resistencia pacífica”, puntualizó.
FIN.
