Raúl Flores Martínez.
Lo más ilógico en este país es la ceguera de algunos funcionarios o seguidores del mesías tabasqueño al grado de no ver la realidad de donde están parados, una realidad como son los desaparecidos de México.
Ejemplo son los estados de Nayarit y Colima, donde la preocupación por las desapariciones de personas continúa en ascenso, afectando gravemente a las comunidades locales. Este fenómeno ha despertado alarma entre la población, organizaciones de derechos humanos, quienes exigen respuestas y acciones efectivas para abordar esta creciente crisis.
En Nayarit, el problema ha adquirido dimensiones alarmantes en los últimos años, las familias de los desaparecidos han sido obligadas a convertirse en activistas, organizando búsquedas por su cuenta debido a la falta de respuestas efectivas de las autoridades de los tres niveles de gobierno.
Los grupos de búsqueda, conformados principalmente por familiares, han denunciado la falta de recursos y apoyo gubernamental, así como la existencia de complicidad y corrupción que obstruyen las investigaciones.
En esta entidad, no es un secreto que la estructura del crimen organizado está dentro de la Fiscalía estatal, donde son los propios policías de investigación quienes realizaron y realizan las desapariciones de las y los jóvenes.
Colima, por su parte, enfrenta una situación similar. A pesar de ser uno de los estados más pequeños del país, la entidad ha registrado un preocupante aumento en el número de personas desaparecidas.
Las cifras oficiales no reflejan la magnitud real del problema, según denuncian organizaciones no gubernamentales, los familiares de los desaparecidos en Colima han expresado su frustración ante la aparente indiferencia de las autoridades y la impunidad que rodea estos casos.
Las organizaciones de derechos humanos han subrayado la necesidad de una respuesta integral que incluya la creación de protocolos efectivos de búsqueda, la protección de las familias afectadas, y el fortalecimiento de las investigaciones para garantizar justicia.
Asimismo, han instado a las autoridades federales y estatales a coordinar esfuerzos para frenar esta crisis humanitaria que sigue cobrando vidas y sembrando dolor en Nayarit y Colima.
En resumen, la situación en ambos estados requiere atención urgente y una acción coordinada para detener la ola de desapariciones que sigue aumentando día con día, dejando un rastro de dolor y desesperación en las comunidades afectadas.
