Rubén Cortés.
El próximo gobierno hereda un sistema educativo destartalado: Delfina Gómez le recortó 30 mil millones de pesos para material, Leticia Ramírez le quitó mil millones para formación de maestros y, con ambas, desertó un millón de niños de las aulas.
Antes, Esteban Moctezuma eliminó las escuelas de tiempo completo, que daban estudios y alimentos gratuitos a 3.6 millones de niños, y las madres podían trabajar y ganar un salario: hoy, ellas viven de dádivas del gobierno y miles de ellos dejaron la escuela.
Y los tres juntos (Moctezuma, Gómez y Ramírez) lograron lo que ningún secretario o secretaria de Educación había logrado en México: bajar la proporción de alumnos que asisten a la escuela. Esto es para que vayamos midiendo el cataclismo.
En cambio, un comisario político menor, Marx Arriaga, logró del gobierno 87 millones de pesos para imprimir libros de pedagogía comunista y adoctrinar a los niños y niñas de enseñanza primaria en la tesis comunista de “piensa como yo, o lárgate”.
Arriaga, Director de Materiales Educativos, compró cuatro millones 320 mil ejemplares de textos que impulsan el odio al dinero y la idea de que “ningún maestro educa a nadie, porque las personas se educan unas a otras, en conjunto”.
Sin embargo, esos niños adoctrinados en el comunismo, estudian en 89 mil escuelas sin drenaje, 39 mil 568 sin agua potable y otras 10 mil sin electricidad, y cinco millones van a escuelas con fosas sépticas en lugar de baños, según La Jornada.
El daño de Moctezuma, Gómez, Ramírez y Arriaga se traduce en que, bajo su dirección, los niños mexicanos perdieron aprendizajes equivalentes a dos años de escolaridad y eso les reducirá sus ingresos en un ocho por ciento anual, en toda su vida laboral. Un desastre.
Los cuatro, embrutecieron a los mexicanos que están hoy entre los seis y los 17 años de edad, que, de acuerdo con mediciones del Banco Mundial, su conocimiento llegará sólo a primer año de secundaria, sin leer con fluidez ni comprender textos. Es criminal.
Moctezuma, Gómez, Ramírez y Arriaga se negaron a evaluar a los maestros y otorgaron la rectoría de la educación a la CNTE, que desde 1989 boicotea la enseñanza con violencia callejera en todo el país, y de cuyos miembros muy pocos son maestros reales.
Estos cuatro jinetes del apocalipsis educativo mexicano avalaron que la CNTE asigne las plazas en el magisterio, así como el ingreso, promoción y la permanencia de los maestros en el sistema educativo: todo eso, sin que los profesores tengan que evaluarse.
Sin embargo, el próximo secretario de Educación, Mario Delgado, avisó que las escuelas tendrán “horario extendido”, que equivale a las eliminadas “escuelas de tiempo completo”.
Es una esperanza tras el naufragio.