Por. Rubén Cortés
Las becas que les hicieron ganar en junio se pagaron con dinero sacado, por ejemplo, de 25 mil millones de pesos en educación Pública (por eso, un millón de niños abandonó la escuela) y 16 mil millones en Seguridad Pública (por eso, van 196 mil muertos).
Para ganar, gastaron todo: desde el Fondo de Estabilización Presupuestaria hasta las Afores, pasando por los fideicomisos. Por eso, al relevo en el poder le urgen los cambios a las leyes que les permitan meter mano al Banco de México.
Con los 230 mil millones de dólares que extraerán del Banco de México, la Secretaría de Hacienda podrá disponer de esos recursos para seguir pagando las trasferencias del gobierno a 33 millones de mexicanos. Después de esa, ya no tendrán más lana.
Sí, una barbaridad de dinero, pero lo gastarán rápido porque lo regalarán y no van a generar riqueza para reponerlo, pues las obras que deja el presidente no sirven: Tren Maya, AIFA, Mexicana de Aviación, Dos Bocas, Tren Interoceánico del Istmo de Tehuantepec…
El apuro por saquear al Banco de México se debe a que tras la reforma al Poder Judicial bajarán al mínimo las inversiones extranjeras, y eso pegará en la línea de flotación al T-MEC, que produce 500 mil millones de dólares anuales. EU y Canadá ya lo advirtieron.
Ya con este presidente la inversión extranjera fue la menor desde 1960: Sheinbaum todavía ni nacía. De ese tamaño es el desastre.
En el último año de Peña, la inversión extranjera fue de 171 mil millones de dólares, la mayor de la historia: este presidente la usó luego para comprar votos.
Vean por donde quieran verlo, no tendrán dinero fresco, y saben que no lo generarán. Por eso les urge que el nuevo Congreso haga cambios constitucionales y borre la línea del artículo 28, que hoy prohíbe al gobierno meter el pico en el Banco de México.
México es hoy el ejemplo de una alcancía donde se saca dinero y no se echa. Para cumplir la promesa de mantener los programas sociales a cambio del voto, el gobierno pidió prestados 2.2 billones de pesos: uno de cada cinco pesos gastados provino de la deuda.
El endeudamiento interno es de un billón 990 mil millones de pesos; y el endeudamiento externo es de 18 mil millones de dólares. Y todo eso tendrán que pagarlo, a la vez que tendrán que seguir pagando programas sociales. Imposible las dos cosas.
La cruda: eso es lo que viene para el gobierno mexicano tras la borrachera de gastos del aún presidente. Y, para los festivos electores, viene la sorpresa de haber comprado pescado y, después, agarrarle miedo a los ojos del bicho.
Y el futuro llega rápido.