Jorge Miguel Ramírez Pérez.
Es inevitable que lo que suceda en las elecciones de noviembre en el vecino país del norte configure un desenlace muy desfavorable para el grupo de poder en México y al hablar de poder, incluye a todos los que mandan en el híbrido político, cuya semejanza más que de un organismo vivo, como sugieren las tesis metodológicas organicistas; es la de un adefesio como pudiera ser un mítico íncubo. Es decir, un ser resultante de la relación antinatural de un ente demoníaco con un humano; que por supuesto no existe en la realidad, pero sí en las imaginaciones oníricas más desagradables de la prosa maldita.
Porque como ha quedado evidenciado en los últimos años y cada vez más estruendosamente en los últimos días, no se sabe dónde empieza el poder político y donde termina el poder criminal. Y por supuesto la antiética que torna confuso el ambiente, se impone oficialmente denominando bueno a lo que intrínsecamente es malo y viceversa: a lo malo como si fuera distintivo de virtudes excelsas. A ese grado de incoherencia con registro histórico hemos llegado.
El asunto parte de la desubicación de los inicuos que con la mente reprobada participan a las masas de una manipulación saturada de argumentaciones populacheras, fincadas en varias falacias; entre ellas, la que avienta a los jóvenes a perder la vida al servicio del crimen en el engaño, de que engancharse con las bandas de facinerosos es un camino de éxito, y son seducidos idealizando que más vale una vida de intensidad y violencia -lo que el crimen ofrece-, que buscar salir del hoyo paulatinamente con base en el sacrificio de los padres para bien de los hijos, luchando por superar adversidades. Otra falsedad, que se promueve oficialmente es la de optar por poco dinero y más tiempo libre para el ocio, sin reparar en compromisos laborales que dicen sus difusores, sirven para que otros acrecienten su riqueza.
El asunto del gobierno y sus masas adictas a las verdades a medias y a las dosis que los indoctrinan en el resentimiento social origina que no por mucho tiempo, puedan experimentar que su apuesta por el descuaje, sobreviva sin pagar altos costos, que como las crudas, se acumulan al final de las fiestas.
Y ese es el caso donde han metido las cuatro patas los jefes del híbrido criminal-político, que desconsideraron que quieran o no, la dinámica de la carrera electoral de los vecinos ya puso el problema del narco y de la migración como balón del partido que se está jugando para noviembre. En otras palabras, son patadas y más patadas las que va a recibir ese esférico; de parte de dos contendientes que, a la vez, son dos proyectos tanto de poder como de dinero, que los tercermundistas del heterogéneo sistema político, no alcanzan a dimensionar en su tamaño real.
Porque a pesar de que Joe Biden reaccionó tarde, pero lo hizo, en la ofensiva de agarrar los hilos de las amenazas y ganar un poco de tiempo para recuperar el electorado que necesita la señora Harris, todavía no es claro qué tipo de determinaciones desde la Casa Blanca, serán las que moldeen el escenario en los dos meses cruciales que restan para que se decida la conducción ejecutiva y parlamentaria de EUA.
Por una parte, están latentes los conflictos de Ucrania con Rusia y los de Israel y Gaza sin visos de solución para noviembre; por otro lado, también se agolpan los asuntos de las dictaduras de Maduro y la de Obrador, sobre todo esta última en la que todo indica, tienen los demócratas al tirano a su merced. Un diario esta semana publicó en ocho columnas, que los protagonistas jóvenes del crimen sinaloense encarcelados están negociando para buscar un arreglo con EUA; ¿qué negocian que no sepan sus captores? Y ni modo que avienten para abajo.
Mientras en el Palacio Nacional andan dando palos de ciego. Tan es así, que, en esa trama, la del narco sinaloense tienen más datos e informaciones hasta especulativas, los redactores periodísticos de los temas de seguridad nacional y pública, que el propio jefe de las cuatro patas, y la señora que finge ser titular de la seguridad pública; que se muestran dando bandazos sin atinar lo que se pudiera está fraguando con su destino.
Y es notoria la preocupación del demagogo, que no lo debe dejar dormir porque es famoso por pasarse en siestas durante el día, y se le ve ojeroso y balbuceante.
Cualquiera con sentido común le diría que pende una espada de Damocles de parte de los que puede pensar -sin sustento- que son menos atroces. Porque del lado de los republicanos es obvio que cada vocero de ese partido ha sido explícito para cargarle el daño a sus intereses y a sus reclamos jamás atendidos a cabalidad, al más protagonista de la historieta: Obrador que, por cierto, contra su voluntad deja el poder.
Todos: Donald Trump, J.D. Vance, Marco M. Rubio y los texanos se deben saborear verlo en condiciones de tragarse sus palabras y cada vez más cerca de quedar sin la cobertura que le brindan las instituciones, que dada las circunstancias solo sirven para darle protección hasta ahora, solamente a él y a sus hijos.
Como muestra, Trump acaba de amenazar que tan luego llegue al poder de la presidencia va a subirle 100% y 200% a los aranceles de los autos que nuestro país exporta.
Y claro que el tema del debate de los presidenciales es ese, el de México y sus no-autoridades; no hay otro, que le puedan sacar jugo y que pueda rendir más dividendos a los contendientes.
Por supuesto que los diplomáticos locales dirán que esto es natural y que siempre México es el objeto-tema donde se apoyan los políticos en épocas electorales para ganar adeptos. Lo que solamente es cierto en este caso, de manera limitada; entre otras razones porque ahora, tal vez desde la guerra de secesión, lo que se está dirimiendo en EUAV es la vigencia o el retorno de dos modelos que no son compatibles; de hecho, hay una brecha considerable en cada tramo de los proyectos respectivos. Los intereses domésticos como los de la política mundial tienen rumbos distintos y hasta opuestos.
Los antecedentes hablan por sí solos del nivel potencial y manifiesto de la pugna por el poder político de la primera potencia. Ha habido atentados y están en juego intereses muy concretos, que los asesores mexicanos por lo visto, no le atinan a sopesar la corpulencia al animal que se trata.
Pero como todo en la vida, las generalizaciones tienen sus excepciones, y una es el asunto del no-gobierno mexicano y sus nexos indisolubles con el crimen; y yo pienso mi estimado lector, que en todo este debate tan enconado; hay en este momento, un punto de coincidencia en los equipos de ambos competidores por la presidencia de EUA, y es tomar decisiones importantes que sin duda cimbraran a la política mexicana.
