Rodolfo Higareda Coen.
No es soberbia y mucho menos un “se los dije”. Tampoco es la petulancia de gritar a los cuatro vientos que “yo lo advertí antes que nadie”, o incluso la necedad de imponer un visión personal. Esas son actitudes pueriles y carentes de seriedad cuando de reflexionar se trata. Sin embargo, veo con gusto que ya se empieza a generalizar lo que algunos advertimos sobre al maximato que se instauraría en nuestro país. Muchos allá afuera lo negaban, echando por delante a la historia que conocían bien (y haciendo referencia a los intentos fallidos de otros que quisieron imitar a Plutarco Elías Calles). Pero desafortunadamente sus análisis se basaban en la idea de que el sistema político mexicano era inamovible; ese del PRI con sus reglas, principios, liturgias y tabúes. No se percataban o no querían ver que éste ya había fenecido; a pesar de que el nuevo líder máximo se hubiese formado en aquel. Dicho lo anterior y discusión zanjada (espero), lo que me parece una incógnita digna de estudio es el tiempo que durará en funciones el futuro gobierno en la sombra.
Al respecto creo que su duración e influencia no dependerá, en lo absoluto, de la lealtad de nuestra futura presidenta. Eso ha quedado claro en infinidad de ocasiones y no merece duda alguna. Desde mi óptica, su devenir obedecerá a lo que en Washington decidan a partir de enero. Ya le tienen preparada la cama, estirada e impecablemente vestida. Y debajo de ella han guardado una maleta repleta de ropa sucia. Entonces, si de casualidad por los rumbos del Potomac les da la gana de apretarle los riñones al gobierno mexicano, sin duda sacarán esos trapitos al Sol. Y si por ejemplo, a Harris o a Trump les fastidia el tener que lidiar con dos interlocutores a la vez, con eso podrían intentar deshabilitar a alguno de ellos.
En cualquier caso, esa ruta no sería nada fácil de transitar. Para empezar esto no es Panamá, ni el jefe de aquí es el Cara de Piña. Militarmente, quizás los Marines la tendrían igual de simple que en el ochenta y nueve (porque nuestro ejército se encuentra en una situación de alarmante deterioro en materia de entrenamiento y equipo). Pero sin duda una aventura por el estilo, incluso el arrojo de una orden de captura internacional, les saldría costosísima en términos políticos. Y México tampoco es Cuba, la relación bilateral es sumamente apreciada por muy compleja que esta sea.
Como buen muchacho de la calle, el señor de Macuspana ya le tiene bien tomada la medida a Kamala Harris. Sabe perfectamente como jugar con los de la escuela woke de Biden; quienes no entienden un carajo de nuestro país (y mucho menos de América Latina). Ella forma parte de una generación de demócratas y republicanos que se pensaron que, con las libertades comerciales y civiles, sus ruidosos vecinos se alinearían con ellos indisolublemente. Para su sorpresa, los cubanos se los comieron como aceitunas y sin necesidad de invasiones armadas y presiones comerciales. A base de inteligencia, perversa pero efectiva, colonizaron Venezuela, Nicaragua, Brasil, Bolivia, México, Chile, Colombia, Argentina, Ecuador y Perú entre otros (estos últimos recientemente liberados por un tiempo). Increíble, pero esa isla pequeñita —convertida por los Castro en un lugar miserable para vivir— logró lo que la CIA no pudo hacer en setenta y siete años.
Trump por su parte —a pesar de ser amigo y discípulo de nuestro líder indiscutible— seguramente querrá volver a demostrar quien manda (ya nos ha hecho ver en diversas ocasiones su poder para doblar a nuestro gobierno y después hacerlo besar sus pies). Pero el tipo no es completamente tonto y creo que entre él y “Juan” hay aprecio y sobre todo empatía. Habiendo hecho esta reflexión, creo que en D.C. terminarán por lidiar con nosotros de la misma manera en que tuvieron que hacerlo con Medvedev sentado en el Kremlin y Putin en su palacio del Mar Negro. Yo francamente no vería necesidad alguna para que se metan en mayores embrollos; tomando en cuenta que ya tienen las manos bastante ocupadas con China, Rusia, India, Corea del Norte, Irán e Israel. Así las cosas, pienso que el asunto del Mayo Zambada permanecerá suspendido en el aire… nada más blandiéndose sonoramente. Pero no como una espada de Damocles, sino como una valiosa carta en un juego donde la casa (la blanca) siempre gana.
@RudyCoen
