Por. Rubén Cortés
El presidente dijo que su testamento aclara que desea que su nombre no sea utilizado en calles ni se levante alguna estatua en su honor. Pero un día después se supo que autorizó pagar por un retrato suyo por casi 700 mil pesos de nuestros impuestos.
Sí: el mandatario que no quiere culto a la personalidad (estilo de Stalin, Fidel Castro o Chávez) acepta, sin embargo, que su imagen sea inmortalizada en un lienzo de lino importado de Bélgica, montado sobre un bastidor de madera preciosa.
Pero apenas el viernes pasado (ya lo había dicho también el 10 de septiembre de 2021) dijo que “no quiero ningún nombre de calles, de escuela, nada que monumentos, estatuas, porque la gente le llama mono a la estatua”.
Sin embargo, su oficina entregó un contrato a dedo, por 696 mil pesos más IVA para que el artista yucateco Jorge Ermilo Espinosa Torre pinte un retrato suyo en pintura en óleo, que será colocado en la Galería de los Presidentes en Palacio Nacional.
El Universal publicó en exclusiva el contrato (entregado por adjudicación directa): AA-02-113- 002113999-N-32-2024. La obra medirá 1.35 metros de ancho por 2.25 metros de alto, y cuatro centímetros de canto.
Aunque el presidente dice ser ajeno a las lisonjas y “el culto a la personalidad”, aparecerá a lo grande en la pintura, como un prócer de la patria, al estilo de Miguel Hidalgo y Costilla, José María Morelos y Pavón, Benito Juárez, Francisco I. Madero y Lázaro Cárdenas.
Lo explica El Universal:
“El contrato establece que el retrato deberá realizarse de cuerpo completo y la figura del presidente sea protagonista, la Plaza de la Constitución de fondo con un sin número de personas, representadas sin definición de identidades, con énfasis en el bastón de mando y la idea simbólica de que el Presidente se encuentre acompañado por la gente de México”.
Resulta curioso que el presidente (que rechaza el culto a la personalidad) haya aceptado tal cosa como ese retrato (que lo encumbra como a Hidalgo o Juárez) aunque fuese por ley, ya que él mismo dice que no le vengan con que la ley es la ley.
Aunque con el poder, el presidente dejó de ser el hombre modesto que decía ser, y hoy vive en un palacio que gasta 670 mil pesos para mantenerse provisto de flores, que son renovadas constantemente por soldados, según Guacamaya Leaks.
Además, aunque dice que el pueblo lo cuida, cambió el sencillo Tsuru que manejaba Nico por camionetas Suburban blindadas; y los aviones comerciales por jets militares Súper Grumman para él sólo: teniendo eso, pues es cierto que no necesitaba avión presidencial.
El poder cambia. Más, si es tanto poder.
