El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha declarado en favor de la inocencia del ejército en el caso Ayotzinapa más de una vez, defiende a las fuerzas armadas sin importar qué etiqueta peyorativa se le ocurra para señalar a las madres y padres de los 43 estudiantes desaparecidos desde hace casi 10 años.
En su primer informe sobre el caso no fue la excepción:
En su hipótesis (como él la llama en el mismo escrito) vuelve a afirmar que él, los investigadores, las organizaciones e incluso las madres y padres de las víctimas, no han encontrado evidencia que vincule directamente al ejército con el caso.
Caso contrario con Anabel Hernández, a quien el presidente le ha pedido que diga el nombre del informante que declaró que los jóvenes nunca fueron a los juzgados de su localidad sino que fueron directamente atacados por militares.