Raúl Flores Martínez.
Son apenas las ocho de la noche en el puerto de Veracruz y la actividad turística poco a poco comienza a disiparse, comienza a refugiarse en sus hoteles o en las casas de los familiares a los que han llegado a visitar.
Aquí desde la ventana en la que escribo este espacio veo el recorrido que hace una sola unidad de la Armada de México, 10 minutos después pasan dos camionetas de la Guardia Nacional sobre la costera ante la mirada de los turistas que poco a poco dejan el mar para irse a refugiar.
No es un secreto que Veracruz se ha convertido en uno de los estados más relevantes para el crimen organizado por diversas razones, su riqueza natural, social, histórica y cultural, qué ofrece múltiples beneficios a los cárteles de drogas, razón por la que se ha transformado en un territorio de constantes enfrentamientos y hechos violentos.
La disputa por esta plaza (modismo del crimen organizado) se da entre el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y los Zetas Vieja Escuela, escisión de Los Zetas; sin embargo, también tiene otros protagonistas como son las células del Cártel del Pacífico/Sinaloa, Cártel del Noreste, Fuerza Especial Grupo Sombra (FEGS), del Cártel del Golfo, Nuevo Veracruz, (agrupación vinculada al CJNG) y la célula criminal independiente “35-Z”.
Entre las características que hacen atractivo el territorio veracruzano es la ubicación geográfica estratégica; su infraestructura; su vasto territorio; sus amplias industrias de café y ganado; y sus extensas zonas petroleras.
A esto le agregamos el nulo gobierno que se tiene a cargo del gobernador Cuitláhuac García, remedo y mala imitación del mesías tabasqueño López Obrador qué también le abrió las puertas al crimen organizado.
Debemos resaltar que esta entidad situada en la costa del Golfo de México, Veracruz posee uno de los puertos más importantes del país, clave para el comercio internacional.
Esta posición costera facilita el tráfico de narcóticos hacia otros países, principalmente Estados Unidos, así como la importación de precursores químicos necesarios para la producción de drogas sintéticas y la mercancía barata de países orientales.
De acuerdo con diversas instancias de seguridad y algunas consultoras, cómo lo es InSight Crime, el CJNG utiliza esta instalación portuaria para enviar metanfetamina hacia otros países.
También la entidad cuenta con una extensa red de carreteras y rutas de transporte que conectan con el resto del país como Tabasco, Chiapas, Oaxaca, Puebla, Hidalgo, San Luis Potosí y Tamaulipas, lo que permite a los grupos criminales operar con una mayor movilidad y eficiencia en la distribución de narcóticos a nivel nacional.
Otra ventaja para el crimen organizado es la zonas montañosas y rurales, lo que es utilizado para las operaciones logísticas del trasiego de estupefacientes a otras entidades. Mientras todo esto pasa con la anuencia de las autoridades estatales, los turistas terminan su día de diversión a las ocho de la noche, hora en que sale el diablo, según los veracruzanos que se esconden de los criminales.
