Un tren con destino a la incertidumbre: ¿Es momento de invertir en un sistema ferroviario militar?

Héctor Saúl Téllez.

 El exacerbado protagonismo del presidente nuevamente pone en aprietos al gasto público, como si el escenario económico del país fuera de una economía opulenta y abundante. Se le queda otra bomba financiera a la siguiente administración.

En medio de una situación económica precaria, el presidente ha propuesto una reforma constitucional para crear una empresa de carácter militar que opere un nuevo sistema ferroviario de pasajeros. La iniciativa genera interrogantes sobre la priorización de recursos en un contexto de inflación, estancamiento económico, endeudamiento público y presión sobre la moneda nacional.

La propuesta implicará nuevos compromisos presupuestales en un momento en que la seguridad y la salud, fundamentales para la ciudadanía, podrían sufrir recortes. ¿Es justo sacrificar recursos en áreas críticas para impulsar un proyecto ferroviario de dudosa viabilidad?, esa es la verdadera interrogante.

La experiencia nos ha demostrado que el gobierno a través del Ejército y la Marina ha sido un mal administrador en áreas económicas de servicios. Proyectos como el Tren Maya, la aerolínea Mexicana de Aviación, el aeropuerto AIFA, el aeropuerto de Tulum y el Tren Interoceánico se han convertido en elefantes blancos que consumen bastantes recursos presupuestales vía subsidios, sin generar los beneficios esperados y lo peor, sin cumplir con su objetivo “social”.

¿Por qué creer que este nuevo proyecto será la excepción?, la historia reciente nos muestra que la gestión estatal de proyectos de infraestructura y servicios no ha sido eficiente. ¿Qué garantías hay de que este proyecto no seguirá el mismo camino?, ninguna, por desgracia.

La situación económica actual no parece ser la más propicia para emprender un proyecto de tal magnitud. La inflación afecta el poder adquisitivo de los ciudadanos, y el crecimiento económico estancado no ofrece perspectivas halagüeñas. ¿Cómo se financiará este proyecto sin comprometer aún más la estabilidad financiera del país?, o pretenden seguir en la tendencia alcista desmedida del endeudamiento público, esperemos que no, estaremos atentos.

Aunado a las consideraciones anteriores debemos de tener en cuenta que la inversión gubernamental en trenes de pasajeros puede tener varios riesgos:

  • Los costos elevados de la construcción y mantenimiento de infraestructura ferroviaria que por experiencia tiende a ser muy costosa.
  • Un bajo retorno de la inversión, la demanda de transporte ferroviario de pasajeros en México es limitada lo que puede generar un bajo retorno.
  • Los cambios gubernamentales y la inestabilidad política pueden afectar la viabilidad de proyectos.
  • La inseguridad es otro dique que se presenta ante la construcción de una línea ferroviaria la inseguridad en algunas zonas puede aumentar los costos de operación y disminuir la demanda.
  • La corrupción y la burocracia no han desaparecido de este tipo de proyectos y pueden obstaculizar la eficiencia y transparencia en la gestión del proyecto.
  • La geografía de México puede hacer que la construcción de infraestructura ferroviaria sea más difícil y costosa.
  • La construcción y operación del tren puede tener un impacto ambiental negativo si no se gestiona adecuadamente.
  • Requerimientos de altos subsidios y constantes, lo que puede ser un riesgo para el estado, la inversión en trenes de pasajeros puede no ser rentable si no se analiza adecuadamente la demanda.
  • La competencia contra otro tipo de transportes podría ser uno de los principales retos para un tren de pasajeros, los servicios por carretera y por aire pueden llegar a ser más rápidos, cómodos, eficientes y competitivos en precios.
  • Resistencia de la población, la implementación de las vías férreas puede requerir expropiación de tierras, lo que sin duda ante los abusos cotidianos del gobierno provocará resistencia de pobladores y comunidades afectadas.

A todo lo anterior, debemos agregar que el hecho de que sea nuevamente el Ejército quien se encargue del llamado nuevo sistema ferroviario mexicano no hace mas que confirmar la tendencia de este gobierno de militarizar a nuestro país.

Es momento de reflexionar sobre las prioridades del país y considerar si este proyecto es realmente necesario en este momento. La seguridad y la salud de los ciudadanos no pueden ser sacrificadas en el altar de un proyecto que, aunque bien intencionado, puede resultar en un lastre para la economía nacional.

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