Raúl Flores Martínez.
Resulta que a pesar del éxodo masivo de algunos pobladores de comunidades de Chiapas a Guatemala y los constantes enfrentamientos entre grupos antagónicos del crimen organizado, no pasa nada y nadie debe de enterarse lo que está pasando.
La estrategia de silenciar algunos periodistas y medios de comunicación es la estrategia que hace algunos años utilizaron los Zetas en Tamaulipas en la época de Miguel Ángel Treviño Morales, el Z-40 para evitar que se informara lo qué estaba pasando en esos años y evitar que las autoridades llegaran y terminaran con el negocio ilegal que aún continúa.
Esa misma estrategia es la que está utilizando ahora el Gobierno de la Cuarta Transformaciones para evitar que se dé a conocer lo que está pasando en Chiapas, sobre todo con el éxodo masivo a Guatemala, una estrategia qué no les está resultando.
El gobierno de la 4T apuesta a silenciar algunos medios nacionales para evitar que se sigan mostrando imágenes y los testimonios de las personas que han dejado sus hogares con la finalidad de salvar sus vidas que corren peligro ante los ataques de las organizaciones criminales que ya dominan la entidad.
Muchos se preguntan ¿Dónde está el gobernador? Una pregunta que no tiene respuesta es sencilla inaugurando calles, mientras la disputa por el control de territorio para el tráfico de estupefacientes, armas y migrantes generó que más de 500 personas huyeron de la región Sierra de Chiapas y ahora están refugiadas en el departamento de Huehuetenango, en Guatemala.
Las familias afectadas recibieron el lunes pasado, el estatus de permanencia por razón humanitaria a 207 mexicanos, mayormente niñas, niños y adolescentes que buscaron refugio en el país centroamericano, por temor a las células criminales que siguen operando en territorio chiapaneco.
Pese a tener este beneficio en Guatemala, la situación de inseguridad prevalece sin que haya condiciones para que los temerosos pobladores regresen a sus hogares.
Al silencio de los tres niveles de gobierno, se le suma el silencio de diversos grupos y activistas defensoras de derechos humanos, un silencio para los últimos que es aceptable, su silencio ante las amenazas de muerte de los grupos criminales que desgraciadamente compran voluntades a bajo precio y se enteran de todo.
No es un secreto que la problemática de inseguridad asedia los municipios de Motozintla, Frontera Comalapa, Chicomuselo, Amantenango de la Frontera y Siltepec, zonas en disputa de los grupos criminales que todo mundo sabe qué están ahí, menos las autoridades que siguen inaugurando calles en una colonia segura en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, mientras a varios kilómetros familias enteras se desplazan para no caer ante el fuego cruzado del crimen organizado.
