Raúl Flores Martínez.
La discusión de la Reforma Judicial va más allá de escoger a los jueces por voto popular, va más allá de darle gusto al Presidente López Obrador y su séquito de lamesuelas qué en muchas ocasiones, no saben leer mucho menos saben la pronunciación correcta de lo que tratan de leer.
Un ejemplo de lo que se puede tener con los jueces por voto popular, lo tenemos con los legisladores de Morena supuestamente emanados de los movimientos sociales, de los colectivos de la lucha popular, legisladores sin educación y dado a ser estrafalarios y sobre todo protagonistas.
Dos ejemplos que pueden tener el pulso de lo que escribo en este espacio. María Clemente García, diputada trans de Morena que asegura que ella se dedica a producir pornografía y su oficio es “ser puta”, esto fue dicho por ella en octubre de 2022 tras poner en sus redes sociales, teniendo relaciones sexuales explicitas.
A esto se le agrega el lenguaje corriente al igual que su comportamiento, sobre todo su falta de trabajo legislativo; algo similar pasa con la diputada Sandra Nelly Cadena Santos, diputada suplente de María Ruth Zárate por el partido Movimiento de Regeneración Nacional en el Distrito 15 del Estado de Puebla, quién portaba armas de fuego cortas y largas.
La señalada fue detenida junto con su pareja, el expolicía federal de caminos, Juan Portilla García, por portación ilegal de armas, pues también se les encontraron granadas de uso exclusivo del ejército en septiembre de 2021.
A estos ejemplos se le pueden sumar otros más del mismo partido, qué lo único que hace es poner a personajes “populares” para llenar las curules y manejarlas a gusto del mandatario en turno; este es el ejemplo de lo que puede suceder si se permite que los jueces sean por voto popular.
Algo más graves, si tomamos en cuenta el accionar del crimen organizado en las elecciones pasadas y sus ejecuciones, es sencillo suponer que ellos van a colaborar para poner sus jueces a su gusto y a su modo, lo qué significa que tendrán sus narcojueces.
Tanto se queja el Presidente de la “gran corrupción” que se tiene entre los jueces, qué lo único qué está haciendo junto con sus focas aplaudidoras es abrirle la puerta al crimen organizado, darles la pauta para que escojas sus jueces para que den amparo y la libertad a los capos de las organizaciones criminales que aporten el apoyo para determinado juez.
En mis largos días de caminar en busca de la nota periodística, he preguntado al “pueblo”, término ofensivo para los ciudadanos qué tanto saben de leyes, qué tanto están empapados del trabajo de los impartidores de justicia, la respuesta es sencilla, no tienen la menor idea de lo que se les pregunto; aún así votaran por un juez.
El riesgo de la Reforma Judicial es que se le está abriendo la puerta al crimen organizado, quién ha puesto en este sexenio a presidentes municipales, legisladores y muy pronto a jueces, ese es el riesgo qué se tiene, un riesgo del qué nadie habla, ni se hablará por decreto Presidencial.
