Francisco Garfias.
Es falso que Yasmín Esquivel promueva la renuncia de Norma Piña para quedarse como presidenta de la SCJN. “¿Qué se haga un lado para que me pongan a mí? Me descarto” ha dicho la ministra en entrevistas y comentarios a sus allegados.
Está consciente que no sería lógico que ella se beneficiara de la crisis por la que atraviesa el Poder Judicial. Se le revertiría.
Como a cualquier ministro (a) le gustaría presidir el máximo tribunal. Pero sabe que la iniciativa de Reforma al Poder Judicial, que se da como un hecho, incluye un candado que prohíbe a los once ministros en funciones postularse en las elecciones de juzgadores, programadas para el primer trimestre del 2025.
Esquivel ya hizo una propuesta de siete puntos para que se tumbe el candado y todos los integrantes de La Corte y del nuevo Tribunal de Disciplina Judicial, puedan ser electos.
Incluye también la substitución progresiva de jueces y magistrados, con elecciones cada tres años.
Completan los siete puntos: La garantía de idoneidad y excelencia en los perfiles de los juzgadores, el respeto a los derechos laborales de todos; la observancia en la paridad de género, jueces cercanos a la gente; y justicia para todas las personas por igual.
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El Poder Judicial atraviesa por su peor crisis. Un testigo presencial nos dice que la mañana del pasado tres de junio, La Corte parecía un cementerio.
La secretaría de gobernación, Luisa María Calderón, se había adelantado al INE y en forma por demás irregular, había dado resultados que proyectaban una mayoría calificada (dos tercios de los legisladores) para el oficialismo en ambas cámaras.
Extraoficialmente tenían el numero de legisladores requerido para cambiar la Constitución y aprobar la Reforma Judicial.
Era el tiro de gracia para jueces, magistrados y ministros. Las elecciones significan el cese de 1653 juzgadores que quizá tengan una hipoteca, un crédito, un auto a plazos, colegiaturas caras, seguros, pagos por hacer.
“Estamos cayendo en formalismos. Es un desorden. No tenemos criterio. No tenemos ruta política, ni proyecto”, asegura una fuente de La Corte.
Los ministros están divididos en grupos. Ya no hay desayunos entre ellos, como en la época de Arturo Zaldívar, ni siquiera hablan sobre la reforma electoral.
La fuente nos cuenta que en una sesión a puerta cerrada, el ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena manifestó su frustración por ese fenómeno. “Afuera todos hablan de la Reforma al Poder Judicial y aquí no”, habría lamentado.
Otro dato que ilustra el ambiente que prevalece entre los juzgadores: 250 magistrados han pedido su retiro anticipado.
Se van porque aún pueden cobrar su pensión complementaria o sus haberes de retiro. Estos desaparecen con la aprobación de la polémica Reforma.
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La ofensiva en Palacio Nacional contra el Poder Judicial no cesa. El presidente dice que La Corte está rebasada por jueces que hacen lo que quieren.
“Aun cuando quisieran arriba que se impartiera justicia con honestidad, ya no pueden porque ya los jueces hacen lo que quieren; hay excepciones”, dijo en la mañanera.
Agregó: “Y ya ni hablemos del Consejo de la Judicatura, ese es un florero, está de adorno.
“¿Y qué cosa es lo que está pasando con los jueces? Que tienen muchísimo poder, pero en exceso, no hay ningún control; hablando de los contrapesos, no tienen ningún contrapeso.”
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“¡Levántate y anda Lázaro!” El pasaje bíblico ilustra el nombramiento de Lázaro Cárdenas Batel como próximo jefe de la Oficina de la Presidencia de Claudia Sheinbaum.
El hijo de Cuauhtémoc Cárdenas dejó de existir para López Obrador, de quien fue coordinador de asesores en el lapso 2018-2023, por un malentendido con su padre, Cuauhtémoc Cárdenas.
No le gustó que El Peje calificara de “conservador” a Cuauhtémoc y lo definiera como “un adversario, al menos en lo político”, porque supuso que era uno de los fundadores una plataforma política que consideraba conservadora (Méxicolectivo).
El propio Cuauhtémoc desmintió públicamente haberse afiliado a ese colectivo.
Con ese nombramiento. Claudia cierra el malentendido. Dice que el trabajo de Lázaro será ayudarle en el seguimiento de los temas estratégicos del gobierno, y al mismo tiempo, las relaciones con distintos sectores.
El nombramiento es acertado. Cárdenas Batel ha sido diputado, senador, gobernador de Michoacán, investigador de la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos (Wola) jefe de misión de observación electoral para la OEA, Integrante de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
“Lázaro tiene la capacidad de hablar con empresarios, con organizaciones, con personas de cualquier sector social de nuestro país”, remató la virtual presidenta electa.
FIN