La autocrítica de la derrota

Fernando Moctezuma Ojeda.

Es curioso cómo todas y todos estamos de acuerdo en la teoría sobre la importancia de la autocrítica; pero en la práctica, nos encontramos continuamente esquivando el espejo que nos obliga a confrontar nuestras propias fallas. La capacidad de mirarse al espejo y reconocer tanto las cicatrices como los méritos es una habilidad esencial, tanto en la vida personal como en la esfera política. Sin embargo, esta práctica rara vez se lleva a cabo de manera honesta y efectiva.

La autocrítica constructiva no es solo una moda de autoayuda; es una herramienta vital para cualquier individuo o institución que aspire a mejorar. En el ámbito personal, esta habilidad nos permite identificar nuestras debilidades y fortalezas, y tomar medidas para corregir errores y potenciar nuestras capacidades. Pero ojo, no hablamos de la autoflagelación que raya en el masoquismo ni de la negación que confina a uno en una burbuja de autocomplacencia. Hablamos de un balance sano y maduro, que permite el crecimiento real.

¿Y qué pasa cuando esta habilidad se traslada al ámbito político? Aquí es donde las cosas se ponen interesantes; y frustrantes, al mismo tiempo. En teoría, un político con una capacidad desarrollada de autocrítica debería ser un ‘unicornio’ en la jungla política: alguien capaz de reconocer sus errores, asumir consecuencias y buscar soluciones reales. Sin embargo, más a menudo de lo que nos gustaría aceptar, vemos una danza de culpas y justificaciones que sólo contribuye a la desilusión ciudadana.

Las y los líderes y partidos que son capaces de reflexionar honestamente sobre sus aciertos y errores, y aprender de ellos, podrían tener mayores posibilidades de éxito a largo plazo. Pero este es el quid: la autocrítica en política debe ir más allá de la retórica vacía y traducirse en acciones concretas de mejora. No basta con emitir comunicados de prensa llenos de promesas vagas; se necesita un análisis profundo de las causas de las derrotas, una evaluación sincera de la efectividad de las políticas implementadas y, lo más difícil de todo, una apertura genuina a modificar estrategias y enfoques.

Imaginemos, solo por un momento, a un político que tras una derrota electoral no culpa al clima, a los medios, ni a la falta de tiempo o presupuesto, sino que reconoce públicamente sus errores, aprende de ellos y ajusta su rumbo. Suena utópico. Claro, porque en la realidad política estamos más acostumbrados a ver justificaciones que a observar sinceridad.

Celebrar los logros es también un componente esencial de la autocrítica, aunque pueda parecer contradictorio. Reconocer los éxitos no es simplemente un ejercicio de vanidad, sino una forma de mantener la motivación y la confianza necesarias para seguir adelante. Sin embargo, el verdadero valor reside en el balance: valorar los triunfos sin caer en la complacencia y aprender de las derrotas sin sucumbir a la desesperanza.

La esfera política, con su naturaleza altamente competitiva y polarizada, parece ser el terreno menos fértil para la autocrítica honesta. Sin embargo, aquellos líderes y partidos que logran equilibrar el reconocimiento de sus logros con una crítica constructiva de sus fallos, desarrollan una visión estratégica a largo plazo que les permite mantener la confianza de la ciudadanía.

La autocrítica no es solo una habilidad esencial para el crecimiento personal y profesional, sino también un pilar fundamental para un liderazgo político efectivo y honesto. Reflexionar sobre los logros y fracasos, y estar dispuestos a aprender y mejorar, es lo que nos permitirá alcanzar nuestro máximo potencial y contribuir de manera más positiva a la sociedad.

Si tan solo más líderes políticos pudieran adoptar esta práctica, quizás la política no se sentiría tan a menudo como un teatro de lo absurdo, sino como una verdadera arena de progreso y mejora continua. Pero, mientras tanto, parece que seguiremos viviendo en un mundo donde la autocrítica es la teoría que todos alaban pero pocos practican. Y así, el espejo sigue esperando.

 

APUNTES CLAVE:

SALUD: Alejandro Armenta, gobernador electo de Puebla, anunció que los programas y acciones de su administración se centrarán en beneficiar a la población, con especial atención a los pueblos originarios, que enfrentan desafíos relacionados con la lejanía, la educación, la conectividad y la salud. Armenta destacó que se implementarán acciones para rescatar, documentar y fortalecer la medicina tradicional de estas comunidades y generar alianzas con el sector salud para brindar atención a partir de su propia cosmovisión. //PRI: El Revolucionario Institucional celebró su 24ª Asamblea Nacional Ordinaria bajo la dirección de su dirigente nacional, Alejandro Moreno. Con la participación de más de 3, 200 delegados de todo el país, se aprobaron reformas a los documentos básicos del partido, marcando una ruta de modernización para abanderar las demandas sociales y enfrentar los nuevos desafíos. Moreno Cárdenas destacó que estas reformas fortalecerán al Partido, haciéndolo más cercano a la ciudadanía y capaz de defender el régimen democrático y las instituciones de México. //PUEBLOS: La virtual Presidenta electa,Claudia Sheinbaum, afirmó que en su gobierno se dará continuidad a la reforma constitucional y al Plan de Justicia para el Pueblo Yaqui, asegurando que los pueblos originarios seguirán siendo una prioridad. Durante la presentación de resultados del Plan de Justicia para el Pueblo Yaqui, encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, Sheinbaum prometió honrar la historia y la dignidad de estas comunidades, y reconoció sus derechos inalienables. //OMS: La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha clasificado el talco como “probablemente cancerígeno para los humanos”. Este mineral, comúnmente utilizado en cosméticos y productos para bebés, ha sido objeto de un análisis exhaustivo por parte de 29 expertos internacionales. El informe, publicado en The Lancet Oncology, señala un aumento en los casos de cáncer de ovario en mujeres que utilizan talco en la región perineal. Además, se han encontrado pruebas suficientes de la generación de tumores en animales y características de carcinógenos en células humanas. También existe preocupación por la posible contaminación del talco con asbestos, conocidos como cancerígenos. La clasificación subraya la necesidad de revisar las regulaciones y el etiquetado de productos que contienen talco para proteger la salud pública.

 

 

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