Por. Rubén Cortés
Los avisos son inquietantes: recula juez De la Peza, tras presiones del gobierno y cancela orden al Tribunal Electoral para nombrar dos magistrados faltantes; Latinus y MXvsCorrupciónson indagados después de publicar reportajes que disgustaron al gobierno…
La cancelación de la orden del juez De la Peza provocó que esté incompleta (con cinco en lugar de siete integrantes) la Sala Superior del TEPJF, instancia definitiva para resolver los diferendos post electorales, porque sus decisiones son inapelables.
Antes le tocó al entonces consejero del INE Ciro Murayama: una fuente periodística publicó que el gobierno revisaba sus cuentas bancarias, movimientos financieros, créditos y transacciones por la venta de un inmueble.
Fue la época cuando la traían contra Murayama por sus posturas en el INE. Pero no pasó a mayores, porque vive en la justa medianía juarista que manda el presidente. Sólo había comprado una casa, tras vender un departamento que heredó de su madre.
Ahí está el quid de la cosa: que casi nunca pasa a mayores, porque no es necesario, después de inocular el susto en el alma de los aludidos. Por lo general, sólo se trata de advertirle a los majaderos que los están observando, meterles el miedo en el cuerpo.
Y obtienen el efecto deseado (también por lo general) porque cualquier persona perseguida por el poder tiene derecho a sentir miedo. Es humano. Nadie tendría derecho a reprochárselo. “Todo esto cansa y desgasta”, explica Jorge G. Castañeda.
Otro escritor, el cubano Norberto Fuentes, esboza cómo funciona:
Hablan con toda claridad con el ciudadano que debe ser advertido. El mensaje es rústico, elemental si se quiere, pero de una enorme efectividad. No se te ocurra un invento, porque te la cortamos. Mira el hacha.
Fuentes se refiere a la manera de actuar de los regímenes como los de Cuba y Venezuela, pero Castañeda se refiere al contexto mexicano actual, en un chispeante artículo de la semana pasada en El Universal, titulado Llevar la fiesta en paz.
Escribe el autor de La utopía desarmada:
Otros seis años de enfrentamiento, insultos, auditorías, extorsiones, conflictos verbales, ataques personales y filtraciones del régimen se antojan insoportables, y con razón. (…) Muchas estrellas pueden resistir otro sexenio; los demás difícilmente.
En el sexenio que agoniza, el presidente fue sincero cuando dijo estar contra la represión. Su estilo de anular críticos fue el miedo, no el ataque físico o, incluso, la cárcel. Pero, ojo, eh: es ese el método exitoso para que los autoritarismos sean duraderos.
Consiste en mostrar cada mañana una cabeza que está en remojo para ser cortada. El propio presidente dice que cortara “con hachuela” las uñas de los corruptos. Hachas, hachuelas. Mucho filo en todo esto.
Y mira el hacha.