Alejandro Rodríguez Cortés*.
Los 6 primeros nombramientos de lo que será el gabinete de Claudia Sheinbum generaron una ligera brisa de optimismo ante lo que viene. Inexplicablemente para mí, surgieron voces que esperan moderación y sensatez en un proyecto flagrantemente radical e insensato.
Con todo y la trayectoria e inegable experiencia de los primeros ungidos, yo no veo viraje alguno en la única voluntad que hasta ahora es obvio que prevalece: la de Andrés Manuel López Obrador, con sus aderezos de engaños, trampas y mezquindades.
¿Por qué creer que Juan Ramón de la Fuente recuperará el prestigio de la política exterior mexicana cuando lo vimos hacer maroma y media en el Consejo de Seguridad de la ONU para obedecer a un López Obrador pro-ruso? ¿De verdad con Sheinbaum se marcará distancia con Cuba, Venzuela y Nicaragua?
¿Por qué creerle a un Marcelo Ebrard que de entrada miente descaradamente al afirmar sin pudor que México tiene el mejor desempeño económico en medio siglo, cuando la realidad de los números lo desmiente a gritos?
¿Debe esperarse algo bueno de la renegociación del TMEC cuando lo primero que hace Julio Berdegué es declararse en contra del maíz transgénico justo en medio de un panel de controversia sobre ese tema? México perderá ese arbitraje, y el nuevo secretario de Agricultura ni siquiera ha llegado.
¿Como por qué creer que Rosaura Ruiz borrará las afrentas de la mal llamada Cuarta Transformación en contra de la comunidad científica mexicana sólo por ser Secretaria de Estado en vez de directora general del derruído Conacyt? Lo único bueno que veo en su nombramiento es la certeza de que María Elena Alvarez Buylla se irá al rancho presidencial.
¿Realmente alguien ve posible que la ideologizada Alicia Bárcena emprenda alguna acción en contra de la brutal devastación ambiental provocada por el Tren Maya?
¿Qué expectativa positiva genera la nueva abogada de una presidencia de la República que está a favor de la destrucción del Poder Judicial de la Federación? ¿Acaso que ella se erija en juez supremo desde Palacio Nacional? No se puede esperar mucho de una Ernestina Godoy que como fiscal fue ineficaz, pero implacable como perseguidora de adversarios políticos de la 4T.
Deseo equivocarme, pero así como no veo a Claudia Sheinbaum distanciarse de su mentor político, no tengo ningún incentivo para creer las promesas de quienes al final del día son los mismos que defienden a capa y espada el juramento de que, en unos cuantos días, tendremos un sistema de salud como el de Dinamarca.
Ojalá la realidad por venir nos desmienta, pero no parece haber manera… Lo primero que tendría que pasar es que se frene la Reforma Judicial.
*Periodista, comunicador y publirrelacionista
@AlexRdgz