Rodolfo Higareda.

El camino será inclinado, agreste y peligroso.  Habrá que abrir brecha machete en mano, aguantando la sed, las inclemencias del sol y las alimañas.  Sin duda encontraremos rutas imposibles de transitar y tendremos que dar marcha atrás para crear otro sendero cuesta arriba; siempre teniendo bien presente que no hay atajos para el trabajo duro.  Y lo peor del caso es que los mexicanos no somos precisamente niños exploradores; nos pegamos con fuerza y crueldad entre nosotros.  Si tan sólo hubiésemos tenido esa actitud para afrontar la larga lista de derrotas que nuestro país ha sufrido a lo largo de su historia.  En cambio, hasta ahora no nos ha quedado más remedio que festejarlas.

La oposición la está pasando muy dura.  Al interior de los partidos derrotados existe una grave crisis interna; y hacía afuera están completamente desacreditados.  El PAN sería la única excepción, porque su base es sólida.  Pero las aventuras aliancistas de los últimos años le han pasado factura.  Se dejó llevar por el canto de las sirenas, que le susurraban que debían tenderse a la izquierda.  Craso error que no le ha traído rédito alguno.  Incluso sus liderazgos han llegado al grado de sentirse avergonzados de defender sus causas y de definirse como lo que son: Un partido de derecha.

Y es una pena porque ahora, irónicamente, es el único que puede definirse como institución nacional.  Al PRI lo veo perdido para siempre.  Desde el dos mil quince lo advertí, cuando durante el nefasto gobierno de Peña Nieto lo colonizaron los peores cuadros del país.  Hicieron a un lado a los más valiosos ¡y vaya que los hay!; reemplazándolos por grillos de poca monta.  Aunque es menester advertir, que Alito y su pandilla alguna cualidad deben de tener; quizás porque no hay pillo antipático.   Y con eso les alcanzó para convertir a esa histórica agrupación en un negocio electorero tipo el verde.  En el olvido quedaron aquellos que una buena tarde crearon al ISSSTE; y que un domingo cualquiera idearon casi todas las instituciones que aún tenemos.  En cambio, han reforzado el legado del galán de Atlacomulco, de Echeverría y López Portillo.

Del PRD pues no hay mucho que decir.  Dejaron ir torpemente la oportunidad de transformarse; cuando en el diecinueve Futuro 21 le propuso reinventarse como una nueva agrupación socialdemócrata, moderna y de causas.  Dijeron que no, que su marca todavía tenía valor y que sus compañeros lo rechazarían.   Como una buena anécdota quedaron atrás casi dos años de trabajos entre Guadalupe Acosta,  José Narro, Fernando Belauzarán, Beatriz Pagés, Angélica de la Peña, Gabriel Quadri, Gabriela Sodi, Jesús Zambrano, Chucho Ortega, Ricardo Pascoe y otras más.  Ahora a ver quien rescata los restos del naufragio.

Pero hay que seguir andando y ni modo, es hora de pensar en el 2030.   De hecho, antes de que termine este año Acción Nacional tendrá que renovar su dirigencia y quizás con ello vuelva al origen.  El reto que afronta es el de encontrar un liderazgo fuerte; que hoy por hoy puede ser el de Taboada, Romero, Zepeda (a quien no acabo de comprar), el del propio Anaya, y quizás algún otro que se me pase.  Desafortunadamente, no veo en el horizonte a ninguna panista con eso que por ahora se requiere; y espero que este comentario no se tome a mal.  Y respecto a lo que se necesita, todavía no vislumbro que los antes mencionados se equiparen a esos pensadores como Luis H. Álvarez, Castillo Peraza y ni qué decir de Gómez Morín.  Incluso Calderón entra en este último listado; pero los líderes no se compran en las ferreterías.  En tiempos de tempestades, si el timón no lo ostenta alguien capaz, la nave irremediablemente se irá a pique.

Del lado de la sociedad organizada y no militante, está Guadalupe Acosta Naranjo.  Actualmente es la única figura con verdadera altura de miras para encabezar un movimiento opositor serio, con propuesta y visión de futuro.  No me cabe duda que él tiene la capacidad de aglutinar a las mejores mentes del país; para conformar una opción atractiva que pueda navegar las embravecidas aguas que se esperan.

Por lo demás, es más que obvio que Movimiento Ciudadano no será nunca tomado en serio (bueno, quien sabe después de lo que vimos en las pasadas elecciones).  Y espero que en el campo opositor todo el mundo lo tenga claro.  Desde mi óptica, se han convertido en las nuevas meretrices de la política, incluso superando a los falsos ecologistas.  Ya veremos si Colosio se da cuenta de ello y se deslinda para sumarse o crear una alternativa seria.   Lo que es cierto, es que aquí ya cambiaron muchas cosas y se pondrán peor.  Así que ánimo, a utilizar toda la experiencia adquirida y para adelante.

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