Rubén Cortés.
Estados Unidos lleva días sin comprar aguacate mexicano, y sus habitantes que comen aguacate siguen comiendo el que llega de California, Florida, Hawaii, Perú, República Dominicana, Colombia y Chile. Es un mito que allá no puedan vivir sin el Tratado de Libre Comercio.
Sí, es más provechoso para Estados Unidos comerciar con México, pero siempre y cuando México garantice la certeza jurídica y de seguridad que garantizó desde 1994. Pero, sin eso, Estados Unidos tiene capacidad para irse con sus chivas a otra parte.
Este bloqueo aguacate es un aviso a México sobre qué sucederá con el cambio al régimen autocrático de Sheinbaum. No nos hagamos: es exagerada la decisión, por la agresión a dos inspectores. No era para tanto.
En otro momento, eso habría ameritado una queja del embajador aquí, y nada más. Pero, ante la ocupación del Poder Judicial por el gobierno de Sheinbaum desde octubre, el riquísimo y poderoso vecino está alarmado.
Otro aviso es el endurecimiento de las medidas en la frontera, que no ocurrió ni con Trump en la presidencia. Dos días después del triunfo electoral del PLAN C de Sheinbaum, la Casa Blanca anunció despliegue de más policías, armas, y radares en la frontera.
La medida más dura es la de cerrar las garitas durante una semana, si en un día las detenciones de ilegales rebasan las dos mil 500. Además del cierre, Estados Unidos deportará a México a todos los detenidos, de la nacionalidad que sean.
El nuevo régimen político en México, diferente al de Estados Unidos, y parecido al de los enemigos geopolíticos de Estados Unidos, pondrá a prueba la creencia del aún presidente mexicano, de que el poderoso vecino no puede vivir sin estar conectado a México.
Pero es incierto eso de que allá no puedan vivir un día sin mexicanos ilegales, que hagan el trabajo que supuestamente nadie quiere realizar. De hecho, hasta la llegada de la 4T al poder aquí en 2018, el numero de mexicanos sin papeles en Estados Unidos disminuyó de manera exponencial.
Por ejemplo, en 2007 había 8.2 millones de mexicanos sin papeles y, una década después, la cifra bajó a 6.2 millones, ya que se fueron de los Estados Unidos más de los que llegaron, según un informe del Pew Research Center, elaborado por Jeffrey S. Passel y D’Vera Cohn.
Los datos del INEGI aquí son similares: En 2005 regresaron 230 mil migrantes, y en 2010 retornaron 980 mil. En cambio, con la llegada al poder de la 4T se volvieron a ir en masas: 1.2 millones, sólo de 2018 a 2023. Es decir, la autocracia necesita más de las remesas que la democracia.
Si, eh: pueden vivir sin nosotros.
Y sin nuestros aguacates.
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