Raúl Flores Martínez.
Algo le pasa a Colima que se volvió de la nada en una de las ciudades más violentas del mundo, una ciudad dónde respirar puede ser un buen pretexto para caer en manos de la delincuencia organizada.
Estoy regresando de unos días por esta entidad pasando por Manzanillo, dónde se nos hizo la recomendación de no salir de un perímetro de cien metros del hotel donde nos hospedamos, quién nos hizo la recomendación, mandos de la Armada de México.
De acuerdo con Insight Crime, los cárteles que tienen presencia en Colima incluyen al Cártel Jalisco Nueva Generación, Cártel del Pacífico/Sinaloa, además de mencionar la alianza entre el CJNG y antiguos miembros de la Organización Arellano Félix bajo el nuevo nombre de Cártel Tijuana Nueva Generación, y la presencia de un grupo llamado Los Troyanos, relacionado con la Nueva Familia Michoacana.
De acuerdo con uno de sus artículos, llamado “La violencia en Colima”, se refiere a un incremento de asesinatos de figuras públicas desde 2016 se debe en gran parte a su ubicación estratégica para el narcotráfico, especialmente por el puerto de Manzanillo, crucial para la llegada de precursores químicos de Asia y el tráfico de narcóticos hacia Estados Unidos.
Esto aunado a que el Puerto de Manzanillo tiene una conectividad con toda la parte centro del país, lo que significa una opción perfecta para el trasiego de estupefacientes o precursores químicos traídos del continente asiático con escalas en países sudamericanos.
La lucha por los territorios o llamados también plazas, ha hecho que la violencia se haya acentuado a medida que el panorama criminal en México se ha fragmentado; es decir, de los grandes cárteles de la droga, surgen pequeñas células que se vuelven grupos locales que buscan ganar territorio y legitimidad.
Esta fragmentación coincidió con una inestabilidad política en Colima, que ha visto cambiar de gobernadores frecuentemente y ha alternado distintos partidos políticos en el poder en las últimas elecciones presidenciales.
En el caso de la actual gobernadora, Indira Vizcaíno no es un secreto que su residencia sea en la ciudad de México, y de vez en cuando se traslade vía aérea para simular que gobierna desde el estado y no a control remoto.
La inseguridad sigue creciente en Colima, dónde la advertencia de las propias autoridades a las personas que visitan este estado y su centro turístico, están a la orden del día.