Jorge Miguel Ramírez Pérez.
La transformación es precisamente esa: crear un país de masas en continua homologación con formas comunes a todos en producción y consumo, sin privilegios como esos ahora muy difíciles, de mantener una familia unida y a salvo bajo el mismo techo; o no poder heredar el trabajo de años a las generaciones que vienen; ni elegir una forma de vida de acuerdo a las capacidades personales; tampoco profesar una creencia con seriedad, o solo superficialmente. Se imposibilitará en ese esquema en movimiento, pensar de manera libre, expresarlo y asociarse para los fines amistosos de simpatía o comerciales y todo aquello que se identifique con el ejercicio de las libertades, que cada vez más serán letra muerta en aras de que crezca una atmosfera asfixiante de un estado que todo lo intenta abarcar con sus tentáculos.
Pero no debía sorprenderte amiga y amigo, porque siempre tu mente está en el compromiso bien arraigado desde la niñez, a pensar en un mundo ideal manejado por un gobierno ideal, algo que no te detienes a analizar que no solo es absurdo buscar en el gobierno que se puedan resolver asuntos que no le incumben; sino que es imposible asignarles a otros, tus propias responsabilidades, esperando que respondan como tú idealmente te imaginas que lo harías…
La religión estatista es la que el grueso de votantes profesa. Han sustituido su falta de Dios, por mamarrachos de los que esperan cosas asombrosas, mágicas, como recibir dinero sin ningún esfuerzo, un premio por hacer nada; delinquir sin consecuencias, beneficios de diversión con artistas pagados por el gobierno, y muchas más expectativas de las que supuestamente no se esperan consecuencias.
Por eso no tienen de qué asombrarse los de las clases medias que hace mucho tiempo eran modelos de ética y urbanidad social y hoy parecen dudar de sus valores, y están sumergidos en el mundo de la simulación aparentando lo que no son, lo que no tienen y lo que nunca harán: luchar por sus libertades que han cedido paulatinamente a un gobierno que en vez de gobernar, -porque gobernar tiene costos y se sintetiza en perseguir y sancionar al que mal hace- evade su obligada tarea; mientras se dedica a cuestiones irrelevantes: rescatar líneas aéreas que no existen ya, a rifar aviones que no se rifan; incluso a promover la violencia al permitir que salvajes que se dicen mentores, exhiban su rabia contra todos; o al establecer relaciones públicas con la delincuencia y con sus familiares; a pasar por alto la corrupción y a otras barrabasadas que deberían causar indignación.
Pero para puntualizar este panorama, se exigen argumentos y creo mis estimados lectores que, por ahora, ahí les van siete condicionantes por si quisiera analizar algunas de ellas:
1. Un sistema de partidos obsoleto con un INE que se vio que más allá de lo intentado por el gobierno de meter sus narices, urge un replanteamiento para empezar a trabajarlo desde la ciudadanía sin simulaciones y sin tanto billete. La expectativa es que en esta década cuando alguna generación, – no creo que ésta porque está muy confundida- entienda y se tome la molestia de instaurar la democracia plena; y se pueda formar un nuevo sistema de partidos, las reglas cambien. Porque no es posible que en un cambio de régimen que inició en el 2000, los partidos no cambiaron, obviamente que fue el clímax del fingimiento político electoral. Tal como lo escribí detalladamente en el 2004, eso no escaló más allá de una simple adquisición de una franquicia y no se produjo un verdadero sistema de partidos democráticos. Es tarea pendiente.
La refundación de partidos siempre es con claridad específica y tiene un indispensable carácter ideológico, con diferenciación evidente. Hoy todos se dicen de izquierda o de centro; es decir, indefinidos entre ellos. No hay amplitud de la gama de opciones. Nadie se siente representado al grado de participar activamente.
2. Faltó la emergencia necesaria de la sociedad civil única y súper discutida salida para salvar la verdadera democracia expresada puntualmente desde Alexis de Toqueville, contra la tiranía de las mayorías. Los ciudadanos no son una generación espontánea o producto de una expresión aislada como esa de “el INE no se toca” o como ahora la que convocan los “ciudadanos profesionales” autonombrados líderes, para abrazar una catarsis para el seis de julio; provocando únicamente inspiraciones de auténtica violencia patriótica disfrazadas de resistencia pacífica, como las del famoso pederasta Mahatma Gandhi o románticas, como las del desadaptado poeta naturalista Henry David Thoreau, cuyo mérito se debe a su premonitoria oposición a la esclavitud y a la guerra injusta que su país provocó con México. La ciudadanización a estas alturas se debe dirigir a asuntos más concretos que los que no han visto y no podrán ver ahora, los que se asumen como sus dirigentes.
3. No hubo y no hay proyecto político ni económico para México, ni de Morena ni de los supuestos opositores; solo hay un plan de mantenimiento de votantes pagados bimestralmente, enfocado para los mexicanos pobres que se asumen for ever en esas condiciones. Los demás no existimos, punto. Por eso un 40% del padrón mandó las elecciones a donde usted ya sabe; no hubo nada, ni nadie que los convencieran. El interés se esfumó cuando se escuchó que todos los de la presidencial eran izquierdistas y a favor de lo antinatural; y en los cargos parlamentarios tampoco hubo entusiasmos salvo honrosas excepeciones, los candidatos eran unos desconocidos como los de Morena, que ni trayectoria académica básica tenían, unos burrazos que pregonan que no se debe competir por nada, ni en calificaciones, ni atléticamente; pero en bola, por su partido, aupados por la candidatura presidencial, eso sí; o los candidatos impuestos por los viejos partidos detestados por la gente. Muchos de ellos sin inserción social política, creyendo que le hacían el favor al país de participar.
Todos, lo que se llama todos, con excepciones obviamente que no triunfaron, buscaron la anuencia del crimen local. Ahí desfilaron uno a uno de los diversos niveles y distintos colores. Así ya no hubo necesidad de robo de urnas, ni secuestrados. Se impuso la era de la simbiosis poder criminal-poder político como poder determinante.
4. Y al hablar de proyecto político hablamos de su carencia, porque no se sabe que rumbo se propusieron para la nave en alta mar. Desconocedores que la palabra gobierno proviene de la que usaban los griegos para mantener la ruta firme en la nave: gobernar la nave; manteniendo el rumbo fijo porque el capitán sabía a donde iban y la gente a bordo esperaba sin duda, llegar a donde se les propuso desde que zarparon.
Aquí, los que ganaron, tienen claro que deben destruir la nave, aunque a donde van es a Cuba o a Venezuela, a donde deben llegar con trizas de la nave para andar iguales que sus destinos; todos harapientos; pero felices de auto inmolarse como buenos mexicas, o comerse entre ellos, para rendir culto a los pueblos originales; así les dicen con elegancia, a la cultura caníbal precortesiana, ahora suavizada por el pecado “menor” de la venta de las hijas de los originales. Le dicen usos y costumbres como proyecto de vida perruna. A mí no me pasa esa impronta pedestre, neta. Estoy consciente que vivo en el siglo XXI y no en la oscuridad de la hechicería indiana, muy maligna.
5. Rumbo a la regresión que todos aceptan no se puede. Ahora nuestros amigos internacionales son los Evos y los peronistas; de los globalistas amigos de Zedillo y Calderón -también sin rumbo-, saltamos para atrás a la moda folclórica; al gusto del gabinete de Biden, simpáticos mexican curios, ahora con mucho raro, para que sea más variado el espectáculo. Y como saben que siempre quiebran a la nación, hay que apoyar con algunos billones de dólares del Banco Mundial, para que siga el circo y paguen la coyunda y el yugo, los hijos. Una rayita más a las hienas que no dejan de reírse.
6. Y tampoco, hay que olvidar la labor de zapa de los comentólogos profesionales que tienen décadas inflando sujetos sin talento, para hacerlos aparecer como seres mitológicos que surgen de la excepcionalidad. Y eso produce carretadas de dinero. Lo suyo es el engaño y manipular a la gente diciendo que la pobre mujer ex trotskista Xóchitl Gálvez, era lo mejor del elenco progress, todo el Tercer Grado de Televisa y el equipo del publicista Carlos Alasraki, proclamaban la indiscutible victoria de la hidalguense: con esas porras ya no había nada que hacer.
¡Faltaba más!… con López Dóriga, Carlitos Loret y el Brozo, ya estaba el Obradorato en el suelo…. Pero no fue así ¿porqué? Muy sencillo desde la cúspide de la opinión no valen los argumentos, ni valen las realidades del otro México, que pragmáticamente cuenta la lana del bienestar; un México que no paga las abultadas sumas a los oráculos de los insaciables falsos profetas. Hablando de profetas, les recomiendo el libro de un verdadero profeta: Jeremías, lo estoy leyendo y me abre los ojos más, para entender lo que pasa hoy en México amigos.
7. Finalmente, después de casi dos siglos de jaloneo, hace cuatro días se presentó Alicia Bárcena conspicua miembro del servicio exterior de México, prominente marxista del tipo revisionista y Secretaria de Relaciones Exteriores a ofrecer en Washington en charola de plata, el Istmo de Tehuantepec; entregando la joya de la corona y el eje de la disputa de Norteamérica desde el legendario embajador Joel Poinsset; para continuar el cumplimiento de entregar este filón que les debía según esto, el tal Benito Juárez.
Me supongo que, como Panchito Madero, Obrador va a reiterar, -ya lo ha hecho antes- que recibió las instrucciones de ultratumba en la tenida espírita en la que le habló el Indio de Guelatao, para cumplir puntualmente, el Tratado MacLean-Ocampo.
Claro que las oposiciones no hablan de esos temas, son de alta política dirán; tanto que no se atreven a pensar ni bien ni mal.
¿Hay alguna duda porqué que van a aniquilar una clase que se subordina sin reclamo alguno?