Recuerden que nunca les mintió

Rubén Cortés.

Si la candidata del presidente gana, no se podrá olvidar que, en sus promesas de campaña, fue mucho más sincera que su jefe el presidente hace seis años: su jefe el presidente no se atrevió a prometer mando militar. Ella dice que la Guardia Nacional será militar.

Al contrario, su jefe el presidente dijo que si de por él fuese, abolía al Ejército. En cambio, Claudia Sheinbaum advierte que, además de la Guardia Nacional militarizada, va por eliminar la Corte y el INE para poner funcionarios electos por Morena.

Claro, el actual presidente no abolió el Ejército: lo metió a dirigir más de 50 áreas civiles y lo convirtió en la principal empresa del Estado, al darle el Grupo Olmeca, que administra 300 millones de pesos.

Lo peor es que ella ganaría sin la legitimidad de su jefe en 2018, quien lo hizo como opositor, aunque, eso sí, con carretadas de dinero de todos lados, y decenas de hoy arrepentidos facilitadores en medios, que se le abrieron como no se abrieron ahora a Xóchilt Gálvez.

Al contrario, Claudia Sheinbaum tuvo que amenazar a los electores con quitarte los programas sociales para que voten por ella, a pesar de que los programas sociales son constitucionales y sólo los puede quitar la Corte… la Corte que ella promete capturar.

En su campaña, Claudia Sheinbaum advirtió que votar por ella será votar por un México donde los integrantes de Corte y del INE serán electos de la misma manera que fue cancelado el aeropuerto de Texcoco: por una “consulta” manipulada de Morena.A ese tipo de consultas amañadas (la del aeropuerto fue apenas al 0.1 por ciento del padrón electoral y sin vigilancia imparcial) Claudia Sheinbaum le llama democratización: “Democratizar el Poder Judicial para elegir jueces y ministros por voto popular”.

El ejercicio “democratizador” de su jefe para cancelar el aeropuerto de Texcoco consultó sólo al 0.1 de por ciento del padrón electoral, aunque él había ganado la elección presidencial con el 41 por ciento del padrón electoral. A pesar de eso, no se arriesgó a jugar limpio.

Morena seleccionó los 538 municipios para instalar las casillas, cuidando que fueran lo más alejados de Texcoco, en el Estado de México, que era donde se estaba construyendo el aeropuerto y la zona que más se beneficiaría de la obra.

Morena no instaló ninguna casilla en el Edomex, pero instaló 42 en Chiapas, a mil kilómetros de distancia. Además, instaló nueve de Campeche, dos en Baja California Sur, cinco en Baja California y dos en Aguascalientes.

Así fue como tomó Morena una decisión que afectará varias generaciones de mexicanos. Y Claudia Sheinbaum prometió un segundo piso de todo si gana la presidencia.

Una autocracia reforzada.

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