Carlos Arturo Baños Lemoine.
Más que triste y patética resulta nuestra actual vida política nacional. Tanto tiempo nos tardamos en desmontar al Priato, o sea, al régimen presidencialista, autoritario y corporativo que se fundó al término de la Revolución Mexicana, para ahora encontrarnos como estamos.
El ascenso del PAN a la Presidencia de la República, primero con Fox (2000) y luego con Calderón (2006), abrió una ventana de oportunidad para llevar a cabo una trascendente Reforma del Estado Mexicano. Pero esta reforma se quedó a medio camino y, a lo largo del sexenio de López Obrador, casi se ha caído por completo.
La transición a la democracia está dando paso a una regresión al autoritarismo; un autoritarismo que ya huele a dictadura. Nuestra novel democracia cuelga de un hilo. Como todo autócrata populista, el Tirano de Macuspana se ha encargado de domesticar a los pobres con limosnas y a los militares con contratos: están sentadas, pues, las bases de la dictadura populista-militarista.
Y por supuesto que las filas de la Cuarta “Transtornación” Mental se han llenado de políticos oportunistas de todos los colores; todos buscando sacarle provecho a la egomanía resentida de AMLO. Y lo peor de todo es que tenemos una “oposición de chocolate”, al grado de pretender enfrentar al populismo de López Obrador… ¡con más populismo!
Claudia Sheinbaum es sólo la efigie sin gracia que representa el continuismo populista de la 4T, que siempre encabezará AMLO: se necesita ser muy imbécil para creerle eso de que se retirará al dejar la Presidencia. Por su parte, Máynez está haciendo el papel de “esquirol”, de “roba votos”, de “pajecito”, de “monaguillo”, y su agenda electoral esencialmente replica la de la 4T. Y Xóchitl, quien agrupa a los caídos en desgracia del PAN, PRI y PRD que no saltaron a tiempo al barco de la 4T, también nos ha presentado una agenda de corte populista, prometiendo la permanencia de los programas sociales de la 4T y la creación de otros. Pobre ilusa la tal Xóchitl: le quiere enseñar a López Obrador a manipular a la gente con limosnas, imagínense eso.
¿Tanto luchamos los mexicanos por décadas para que, en este 2024, tengamos tres platos con la misma sopa? El próximo 02 de junio, los mexicanos podremos elegir entre populismo, populismo y populismo. Más específicamente: entre el populismo oficialista (4T), el populismo colaboracionista (Movimiento Ciudadano) y el populismo “opositor” (PAN-PRI-PRD). De este tamaño es nuestra actual tragedia política.
Y sí, ya sé que me preguntarán cuál de los tres populismos es el menos jodido, para votar por él. Sin duda diré que el menos jodido es el populismo del PAN-PRI-PRD que, al menos, pretende taponear el caño de la Cuarta “Transtornación” Mental. La opción PAN-PRI-PRD puede convertirse en un eficaz muro de contención para, en el corto plazo, tratar de descarrilar a la dictadura populista-militarista que ha implantado el Tirano de Macuspana.
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