Raúl Flores Martínez.
Algo está pasando en las calles del país que la violencia se está desbordando en todos los ámbitos, ya sea el crimen organizado o los propios ciudadanos que, bajo cualquier pretexto, están dispuestos a ejercer la violencia de los puños.
Siempre se habla de la violencia del crimen organizado, pero pocos o más bien nadie habla de esa violencia que se ejerce diariamente en las calles del país por cualquier ciudadano común que confronta a quién lo vio mal, a quien se le cruzó en el camino o simplemente por el placer de ser violento.
Ayer fui testigo sobre la violencia exacerbada qué se tiene en la capital del país, quizá sea el calor, el estrés y la polarización que se tiene dentro de la sociedad por culpa de la actual administración federal, cualquiera que sean las causas, es momento de preguntarse ¿Qué está pasando?
Ejemplo ayer durante el bloqueo que se dio en el cruce de Reforma e Insurgentes, cruce importante en las vialidades de la capital del país, un grupo de vecinos de las colonias Juárez, Vallejo y Barrio San Pablo de las alcaldías Cuauhtémoc, Gustavo A. Madero e Iztapalapa sufrieron el coraje y mentadas de madre de los usuarios del transporte público que dejó de funcionar.
Esto fue más allá, una de las manifestantes agredió a un usuario que les gritó “pónganse a trabajar”, eso encendió la mecha para que la joven mujer se le fueron encima a golpes y ofensas, efecto dominó con otros que se abalanzaron contra el usuario que se quejaba.
Unos metros más adelante, otro caso similar, pero a la inversa. Un ciclista, si esos que se creen los reyes de las calles y qué creen que tienen todos los derechos de pasarse los altos y no respetar los peatones amedrentaba a una automovilista golpeándole el cristal de la puerta para que lo deje pasar.
Claro el inútil bicicletero circulaba por los carriles centrales de Insurgentes, esa violencia es la que se está viviendo diariamente en el país, lo peor es que se está volviendo tan cotidiana que ya nadie se asombra, tampoco de los muertos que está dejando el crimen organizado.
Una violencia que, aunque usted no lo crea, nos confronta y nos hace presas fáciles de estar al borde de la neurosis que puede desencadenar un delito, si no es controlada a tiempo.
Sabemos que el calor extremo que estamos viviendo, es algo que ayuda a la neurosis, sabemos que los miles de ciudadanos que caminamos por las calles de nuestras ciudades o municipios, somos una bomba de tiempo que en cualquier momento puede explotar.
