Por. Ah-Muán Iruegas
El gobierno de los Estados Unidos conoce los nexos entre los gobiernos de Morena y el narco. Tanto los nexos del gobierno federal del Presidente López Obrador, como los nexos de algunos gobiernos estatales y municipales gobernados por Morena.
Y si el señor Embajador de los Estados Unidos, Ken Salazar, no ha puesto el grito en el cielo por esos nexos del gobierno con los narcotraficantes, es porque esas cosas no las dice en público un verdadero diplomático. Aunque las piense.
Ese tipo de cosas, cuando se dicen, se dicen en privado. Nunca se dicen “urbi et orbi”. Esa información se la esconden al gobierno mexicano -cuando la tienen-, pues no le van a informar al gobierno mexicano a qué personas pueden acusar o aprehender posteriormente -si les colman el plato-.
Pero eso no significa que el titular de la Embajada estadounidense y algunos subalternos, no estén al tanto de los nexos gobierno-narco.
Si hablo sobre el contenido de los informes de una embajada, es porque yo mismo redacté docenas de informes políticos en las embajadas donde trabajé.
Los informes políticos de una embajada se basan inicialmente en lo que publica la prensa, los académicos y los principales analistas, politólogos y profesores. Luego los revisa el embajador y le agrega a los informes lo que se enteró por ejemplo en “la cena de antenoche” con los legisladores tales o cuales, diplomáticos de otros países y otros personajes relevantes, así como otra información privilegiada.
Dentro de ésta puede o no incluirse lo que diga por ejemplo el enviado de la DEA u otras agencias, pues ellos a veces informan directamente a sus autoridades (se “brincan” al embajador o no le informan); aunque eso no es lo usual ni conveniente.
Lo cierto es que la DEA desde luego que debe haber informado de todos los indicios que tenga sobre la relación gobierno mexicano-narcotráfico. Repito que hablo de indicios y no de pruebas, pues eso no es lo que se requiere inicialmente en un informe político -que no es un informe jurídico-.
Con esos indicios, la DEA comienza a hacer sus averiguaciones.
Es cierto que las autoridades mexicanas negaron varios meses visas a los agentes de la DEA. Y los obligan supuestamente a rendir informes a tales agentes. Pero esos informes jamás van a contener lo que ellos en verdad saben. Pues si saben de los lazos del gobierno con el narco, no se lo van a decir al propio “gobierno narco”.
Con o sin visa, la DEA puede meter a sus agentes a México, si les es indispensable. Simplemente, meten al agente a nuestro territorio y no le avisan al gobierno mexicano.
Los Estados Unidos llegaron a meter a nuestro país a agentes de la CIA “disfrazados de diplomáticos”. Lo cual llamaban “cobertura diplomática” (diplomatic cover) de sus espías. Supe de una señora Wilkinson, de la embajada estadounidense, que en realidad era la jefa de la CIA en México, en los años ochentas.
Algo similar se puede hacer con los agentes de la DEA a quienes esta agencia quiera meter a México.
Lo que en específico informó la DEA, lo desconozco, pues no tengo experiencia alguna en materia de informes sobre el narcotráfico. Pero si puedo aventurar, con conocimiento de lo que estoy diciendo, lo que los informes de la Embajada de los Estados Unidos informaron.
Desde luego que los diplomáticos sí informaron sobre el “saludito” del señor presidente a la señora madre de “El Chapo” Guzmán. Y de las siete veces que el señor López Obrador fue a Badiraguato. También debió informar la Embajada sobre la liberación de “El Chapo” junior.
Eso se informó con seguridad, porque eso se publicó en toda la prensa mexicana. Si Washington cree o no cree que haya nexos reales con los narcotraficantes, es asunto que a la Embajada no le incumbe. Ésta cumple con informar a su capital. Y ellos sabrán lo que hacen con la información.
Pero esa información no es un chiste. Los estadounidenses deciden con esto y lo que diga la DEA et al, si presionan, si meten pleito, si van y agarran ellos mismos a los narcos mexicanos (caso Alvarez Machain) o si les conviene darle carpetazo. Pero que le den carpetazo, no significa que no sepan que en el gobierno hay narcos. Simplemente, no lo dicen hasta que conviene a sus intereses.
Los estadounidenses “no se chupan el dedo”. Pues saben de los lazos de los “líderes“ latinoamericanos con el narcotráfico. Llegaron a detener a expresidentes de Panamá y Honduras y no tienen por qué confiar en el gobierno mexicano. Sería risible que lo hicieran.
Así, ya se vio una suprema desconfianza cuando los yanquis detuvieron al exsecretario de la Defensa General Cienfuegos, acusándolo de narco. Sea o no narco, los estadounidenses se basaron en su información y le echaron el guante a Cienfuegos.
Cienfuegos no es el único general narco que los Estados Unidos han descubierto en México. El general Rebollo es otro caso insigne que los estadounidenses reportaron. Un embajador estadounidense, Carlos Pascual, dijo incluso en uno de sus mensajes o informes, que el Ejercito Mexicano no es confiable para los Estados Unidos y la Marina sí lo es. Desconozco por qué dijo eso exactamente el embajador yanqui; pero de que lo dijo en un informe, lo dijo.
En diversas ocasiones, se agrega a los informes de las embajadas la opinión del embajador sobre si son creíbles por ejemplo los lazos narco-gobierno que refiere la prensa. Pero esto no siempre ocurre y además las autoridades centrales en Washington a veces no le dan una gran importancia a esas opiniones. Aunque siempre alguien las lee, en el Departamento de Estado al menos.
También saben en el gobierno estadounidense que la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, se casó con el miembro de una familia de narcotraficantes, y que la presidente municipal de Chilpancingo, Norma Otilia, apareció en una foto departiendo con narcos.
Quizá informaron que el hoy candidato al Senado, Felix Salgado Macedonio, por el partido Morena, ha sido acusado de permitir el control del narco del puerto de Acapulco, cuando fue mandamás en aquellos lares. También que ha sido acusado cuatro veces de violación, en una estampa de nuestra tercermundista clase política del partido Morena -que ha tenido a varios violadores en sus filas, tanto violadores de niños como violadores de mujeres-. Seguramente el caso del diputado de Morena que drogó y violó a un menor de edad, también fue informado.
Los asesinatos de candidatos en México, una carnicería en la que ya van treinta muertos, también se reportan. Aunque esto solo prueba la incidencia del narco en el sistema político o de partidos de México. Y no necesariamente la colusión del narco con el gobierno.
Lo que sí es un grave indicio de los vínculos del régimen con el narco, son las denuncias que hizo una morenista de Colima, de que la campaña de Claudia Sheinbaum recibió dinero del narco. La embajada solo reporta lo que dijo la morenista. Si dichos lazos son reales o no, eso posteriormente lo investiga y lo decide la DEA.
Es casi seguro que la DEA ya tomó nota de las denuncias de dinero del narco para Claudia Sheinbaum en Colima. Si le abren investigación a Claudia Sheinbaum, o no lo hacen es asunto pendiente.
Si las graves acusaciones de los propios morenistas contra Claudia Sheinbaum tienen sustento, entonces los estadounidenses tienen tomada por el pescuezo a la posible próxima presidenta de México. Desde el día uno la pueden agredir. Lo cual convertiría a la señora Sheinbaum en un remedo de presidenta, a mi parecer, en caso de que su campaña en verdad haya recibido dinero del narco.
También deben haber informado en la Embajada de EEUU, sobre el libro de Anabel Hernández donde se denuncian lazos del propio López Obrador y su equipo con el narco. Allí se acusa a un sobrino de Obrador de reunirse con narcos, así como a los hijos de Obrador por irse de parranda con los “Chapitos”.
Asimismo, debieron informar que la misma señora Hernández denunció que la candidata presidencial Sheinbaum tenía lazos con ciertos narcos, como un tal Pedro Haces, que también es candidato de Morena.
Estos son los principales informes que debió haber realizado en su momento la “US Embassy”. Si no los hicieron, faltaron a su deber.
Cosa que apuesto no ocurrió, pues al menos los diplomáticos estadounidenses que yo conocí, son muy profesionales y muy escrupulosos al defender los intereses de su país. Y no van a dejar de informar sobre un asunto la probable colusión entre los narcotraficantes y el gobierno mexicano que puede afectar grave y enormemente al a juventud de los Estados Unidos.
Cosa que, tarde o temprano, los Estados Unidos no van a permitir. Sería iluso pensar que van a soportar un vínculo narco-gobierno mexicano para la exportación de fentanilo a la juventud estadounidense, con el daño que eso implica.
Los Estados Unidos no van a permitir un gobierno narco en México. Si lo requieren, actuarán incluso con violencia contra los políticos mexicanos involucrados. Con la venia del gobierno mexicano, o sin ella.