Rubén Cortés.
La CNTE es brazo del vandalismo del grupo político que gobierna hoy. Por eso es pantomima que la CNTE haya tomado el Zócalo días antes de la marcha en favor de la democracia, convocada por la ciudadanía, justamente para terminar en el Zócalo este domingo.
Pasado mañana, día del tercer debate presidencial, la Marea Rosa convocó reunirse en el Zócalo de la CDMX. Así que, ese grupo insurgente urbano que es la CNTE se adelantó a apoderarse de la plaza de la Constitución. De allí no se moverá hasta nueva orden.
Desde 2019, la CNTE tiene lo que le “exige” al gobierno federal en su actual plantón en el Zócalo: vales, plazas para normalistas, pensión, jubilación y que corran a los funcionarios que indique. Pero tiene, además, la rectoría de la educación en el país.
Sí, porque gracias a la Reforma Educativa de este gobierno en 2019, la CNTE decide el ingreso, promoción y permanencia de los maestros en el sistema educativo, y otorga las plazas en automático para egresados de las normales.
El papel dice que “el Estado mantiene la rectoría del Sistema Educativo Nacional”. No es cierto: manda la CNTE, que decide quiénes ocupan plazas y cambios de escuelas de los profesores, Universidad Pedagógica Nacional y Centros de Actualización del Magisterio.
Nuestra educación pública está bajo control de un grupo de vándalos que mangonea al magisterio en Chiapas, Oaxaca y Michoacán, los estados que concentran al mayor número de menores que no terminan la escuela, y el 30 por ciento no va a clases.
Mientras, los 100 mil maestros de la CNTE no pueden ser evaluados, porque este gobierno les dio ese privilegio: o sea, no se sabe si son maestros en realidad quienes imparten clases a los niños más pobres del país, cuyo futuro, así, es emigrar a EU.
Además, la bibliografía que reparte la CNTE elogia la expropiación de la propiedad privada, el gobierno de partido único y la lucha armada. Y, para entregar los libros que enseñan lo anterior, exige “cuotas voluntarias” a los padres de familia.
Ahora mismo, la CNTE mantiene sin clases en 13 mil escuelas y realiza bloqueos carreteros en Oaxaca, estado donde, desde 1979, jamás los niños han recibido clases un curso completo, debido a que la CNTE decide cuando se estudia y cuando no.
No es casualidad que Oaxaca necesite 33 años para equiparar su nivel educativo al de la CDMX, según un estudio del Tec de Monterrey. Oaxaca seguirá siendo el segundo productor de migrantes (11 por ciento), detrás de Chiapas (11.5) y delante de Guerrero (10.7).
Así que el presidente no quiere Marea Rosa, como ha dicho en sus conferencias matutinas.
Y le madrugó el Zócalo.