Jorge Miguel Ramírez Pérez.
“Si eres vencido no mereces la ayuda de Cartago, y si eres vencedor no la necesitas”
La respuesta del Senado cartaginés a Aníbal
Las malas prácticas de la manipulación política se robustecen en los escenarios de la desesperación. La insistencia de políticos desacreditados como Alejandro Moreno Cárdenas, lejos de reconocer los daños perpetrados a sus aliados, los que también cargan con los propios y nada desdeñables desaciertos sociales; más las voces de los espontáneos con visión restringida hacia el futuro, y los comentaristas sistémicos de la vieja visión de la política epicéntrica, insisten en que Jorge Máynez, candidato del Movimiento Ciudadano debe dimitir en favor de la señora Xóchitl.
Piden a gritos que Máynez, a Gálvez salve…
Quieren hacer retroceder el tiempo desperdiciado en el que todavía no agotaban la soberbia los líderes partidistas. Hoy nada tienen que ofrecer… y en la amargura buscan culpables, no solicitan auxilio sino cargarle a un tercero y ajeno de sus estropicios, sus numerosas y erráticas decisiones, construidas con arena como cimiento de sus aferramientos a no soltar nada.
Dijeron las plurinominales son nuestras, y los que tengan para pagar las candidaturas en los distritos difíciles: bajo su cuenta y riesgo. La hora se acerca y la señora no crece, menos porque sus fanáticos le atribuyen lo que no es, ni tiene; “lo que natura no da, Salamanca no empresta”.
Y vaya que la UNAM no es aquella Salamanca. Muchos doctores y doctoras titulados en porrismo se han encargado de que la otrora máxima Casa de Estudios, pierda paulatinamente su calidad académica. Todos le han arrancado un cacho de prestigio, el de hoy, que bajo artes de quien sabe, -su cuñado, el Beltranejo- sacó las materias, sin haber pisado el recinto, es un ejemplo de la tendencia perniciosa, a la entropía.
Y la desesperación hace presa junto al pánico, de la ausencia de profesionalismo y talento para dirigir el embate a las murallas del otro fanatismo extremo. No se pudo impunemente combatir el fanatismo idolátrico, comprando promesas de votos contra un votante cautivo que constata con el dinero sin recibos, que su voto en el pasado, pudo valer mucho y le conviene creer que en ese entonces fue timado.
Pero no razonan porque eso le hicieron transpirar en los tiempos de los autoritarismos viejos cuando les hablaban de derechos y más derechos, los que en el discurso de basurero culpaban a Maximiliano y a Porfirio Díaz, no se de que infamias nunca demostradas, solo erigidas como credo de una religión política: el nacionalismo revolucionario, del que le salió una secta más deforme y descerebrada, como cuarto movimiento al abismo político.
Ahora se quejan los creadores del odio institucionalizado contra el orden y contra el sistema, siempre por ellos, calificado como injusto; forzando a los mexicanos a ver el mundo desde la perspectiva harapienta de una nación sin propósito; y quieren el capricho, de que se tengan que quedar sin representación los jóvenes que con entusiasmo auténtico votarán por Máynez, o por quien se les de la gana.
¡Valiente solución de los intelectualoides, forzar a los demás a su razonamiento errático del que nunca hace seis años vieron venir las graves consecuencias de imaginar un mundo fantasioso como el de Obrador!
Porque Obrador no les mintió, ellos se dejaron engatusar porque les ofreció coparticipar del resentimiento como convicción indispensable, para desmantelar el sistema que tanto anhelaban también su destrucción. Ahora quieren regresar como si nada hubiera pasado, con la ignorancia como enseña gregaria de una restauración que va a tomar lustros, si acaso, fuera ahora, con las personas realmente idóneas se pudiera empezar y los de la Coalición no tienen siquiera la mínima imaginación sociológica para ese tamaño de compromiso.
No señores dejen de lado sus fantasías y trabajen a fondo la democracia, la desesperación de cubrir el grave error del 2018, requiere mucho trabajo cosa que el círculo rojo de la Coalición no está, ni lejos en capacidad de llevarlo a cabo. Siguen en la aberración ultra denigrante de insistir que una persona, un rey o una reina les va a devolver lo perdido…
No es así y no sigan abonando al pensamiento único, disfrazado de estrategia única, por favor respeten a los votantes y dejen de falsear con ofrecimientos imposibles en los tiempos y en las formas, solo para salvar el pellejo.
