Las lluvias torrenciales que azotan el sur de Brasil desde finales de abril provocando crecidas de los ríos en el estado de Río Grande del Sur han causado inundaciones en ciudades y zonas densamente pobladas, dejando más de un centenar de muertos, otros tantos desaparecidos y afectando a más de 1,7 millones de personas.
La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) trabaja con las autoridades federales, estatales y municipales, así como con organismos humanitarios de Brasil para mitigar el grave impacto de estos fenómenos meteorológicos extremos debidos en gran parte al cambio climático y exacerbados por el actual episodio de El Niño.
Hasta el momento, las cifras oficiales dan cuenta de 107 fallecidos y 134 desaparecidos, además de cuantiosas pérdidas materiales.
El portavoz en Ginebra de ACNUR explicó que el personal de esa dependencia colabora con las autoridades en la evaluación de las necesidades de la población afectada y en la distribución de insumos de ayuda como mantas y colchones para paliar el frío y los vientos del otoño austral.
Entre los siniestrados hay 41 mil refugiados
En conferencia de prensa, William Spindler indicó que entre los afectados se incluyen unos 41.000 refugiados y otras personas que necesitan protección internacional, incluidos muchos venezolanos y haitianos que viven en las zonas de desastre, a algunas de las cuales sólo se puede llegar en barco.
Según los datos gubernamentales, en Río Grande del Sul viven más de 21.000 venezolanos que fueron reubicados ahí en abril de 2018 desde el estado de Roraima, en la frontera norte del país con Venezuela.
Dado el aislamiento de muchas comunidades, ACNUR brinda apoyo técnico para facilitar las comunicaciones y llevar a los refugiados y migrantes acceso en su idioma a información oficial sobre recomendaciones de protección y riesgos en los lugares donde viven.