Por. Raúl Flores Martínez
La polarización que se está dando en el país está afectando a la sociedad en general, decenas de muertos por diversos motivos, asesinato de candidatos a elección popular, el ataque desde la Presidencia de la República contra María Amparo Casar y el ataque desde el gobierno de Guerrero y Morelos contra el obispo emérito de Chilpancingo, Salvador Rangel.
Estos casos son dignos de analizar por una sencilla razón, los ataques son venganzas personales desde los gobiernos Federal y estatal; sin olvidar la disputa por las plazas por las distintas células del crimen organizado que han dejado diariamente más de 80 personas muertas.
Quizá el tema del obispo siga dando más de qué hablar, incluso la Conferencia del Episcopado Mexicano ya se ha pronunciado, señaló que su desaparición se ha tornado como un instrumento político.
Tan es así que se ha pagado una granja de bots que han lanzado una serie de ataques precisamente denostando el actuar del clérigo, un integrante de la Iglesia que es un poder más que puede darle bastantes dolores de cabeza a los gobiernos de los tres niveles de gobierno.
Un poder que será pondrán en marcha días antes de las elecciones y vengarán las intromisiones a la vida privada de los integrantes de la Iglesia católica. Quien planeó el ataque no supo analizar los momentos que se volverán críticos.
En el caso de María Amparo Casar, la venganza del Presidente Andrés Manuel López Obrador desde Palacio Nacional, lo hace con toda impunidad y utilizando todo el aparato del Estado para destrozar a una persona que se atrevió a investigar y exhibir las pillerías de sus hijos.
Así es la verdadera esencia de López Obrador, un hombre vengativo que no escucha, sobre todo que destruye todo lo que tiene a su paso sin importar quién sea.
Así es este gobierno, así son estos hechos que están dejando una gran polarización en la sociedad, sobre todo un gran miedo que por los constantes ataques del crimen organizado que dejan decenas de muertos diariamente.
El contenido de esta columna de análisis, es responsabilidad exclusiva del autor. Se escribe y publica al amparo de los artículos 6º y 7º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.