Daniel Serrano Palacios.
Pocos saben que la mayor parte de la zona metropolitana de la Ciudad de México, la más grande concentración urbana del mundo, no corresponde a la propia entidad capitalina sino a municipios mexiquenses que hacen del Edomex el estado más poblado de nuestro país.
La expansión urbana de la capital ha sido brutal desde mediados del siglo pasado, en concordancia con un desarrollo centralizado y la alta migración de población rural hacia zonas urbanas. Una veintena de municipios han recibido a millones de personas que se extendieron incluso más allá de la vieja cuenca del Valle de México.
Entre ellos, la zona conocida como Cuautitlán Izcalli fue fundada como localidad hace apenas medio siglo, y a partir de ahí se convirtió en un importante centro urbano, a la par de una zona con clara vocación industrial, por su cercanía con el entonces Distrito Federal y el desarrollo de infraestructura de comunicaciones hacia el norte del país. Así, si alguien se dirige hacia Querétaro puede cruzar el actual municipio y observar grandes naves industriales, incluidas plantas automotrices y refresqueras icónicas de la zona.
Cuautitlán Izcalli tiene muchas características positivas, por ejemplo, una infraestructura de salud, actualmente subutilizada, de 13 clínicas periféricas propiedad del municipio.
La posición geográfica estratégica de Cuautitlán Izcalli hace a este municipio un muy atractivo blanco de inversión productiva: 5 parques industriales que ya la hacen la quinta economía más importante del Estado de México y una importante población cercana que no tiene por qué trasladarse a otro lado a trabajar o emprender. La combinación ideal es: arraigo, educación tecnológica y profesional, incentivos parra el emprendimiento, estímulos económicos y seguridad publica adecuada, con alternativas de movilidad segura y moderna.
Cuautitlán no es ajeno a uno de los principales problemas de la zona metropolitana y del país en general: la falta de agua. Y en ese sentido tiene en la presa Lago de Guadalupe un invaluable activo para desarrollar novedosas y tecnificadas alternativas para resolver el problema de la escasez de agua en la zona. Se puede rescatar este espacio, a la par de -por ejemplo- instalar infraestructura de captación de agua pluvial.
La solución a la crisis hídrica actual no es un tema simple, pero los izcallenses tenemos una visión estratégica al respecto, para revertir la falta de voluntad política y presupuestal que ha prevalecido en los últimos años para aprovechar estas condiciones. Guadalupe es el segundo cuerpo de agua más grande en la zona del Valle de México (por cierto, un gran lago hace siglos), y eso representa una gran oportunidad que estamos dispuestos a aprovechar con la ayuda de las instancias estatales y federales correspondientes, así como la convergencia de expertos en hidrología y académicos de todo el país.
Rescatar la presa Lago de Guadalupe, primero, y aprovecharlo después, es sólo el inicio de una muy ambiciosa estrategia que ya hemos visualizado, para ser punta de lanza en la problemática que hoy se presenta.
Vienen elecciones en unas cuantas semanas, y la alternancia en Cuautitlán es un buen aliciente para quienes tienen esperanza en hacerlo resurgir y aprovechar todas esas virtudes y ventajas.
