Por. Ah-Muán Iruegas
En los últimos días, salieron a la luz pública denuncias de supuestos representantes de las víctimas de la tragedia de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México, las cuales, en lugar de ir como es natural en contra del Gobierno de la CDMX, responsable de la caída del tren, pretenden demandar legalmente a diversos partidos políticos de oposición.
Lo anterior es una mera jugada política del gobierno capitalino, previo al debate presidencial, para tratar de evadir o desviar la responsabilidad de Claudia Sheinbaum en la tragedia y trasladar algo de dicha responsabilidad a la oposición. Se acusa a esos partidos de lucrar políticamente con el “incidente de la Línea 12”. Y los “demandantes” dicen representar a las víctimas del sangriento accidente.
Pero no todas las víctimas se sienten representadas por los supuestos “representantes”.
Una de las víctimas, cuenta una historia muy diferente.
El señor “Jorge N” (nos pide que no se publiquen sus apellidos, pues teme represalias) era pasajero en uno de los vagones accidentados. Cayó al vacío durante el accidente del tren en la estación Los Olivos, pero no falleció, sino que “solo” se rompió seis costillas.
Allí comenzó un calvario que todavía no termina para este habitante de la colonia del Mar, de la alcaldía Tláhuac.
El hombre de 49 años, era empleado de una empresa de transporte el día del accidente. A raíz del mismo, comenzó un periodo de recuperación, que nunca ha llegado a su fin.
El hombre actualmente no puede respirar con normalidad, debido a las múltiples fracturas que sufrió en el pecho, lo cual le impide desempeñarse adecuadamente en el empleo que tenía.
“En mi trabajo me dijeron que yo ya no podía trabajar en el mismo puesto. Me ofrecieron otro empleo que es por horas, pero ni así puedo aguantar más que un rato y no gano ni la mitad de mi antiguo sueldo”.
Adicionalmente, sufrió un acoso o amedrentamiento por parte de las autoridades de la CDMX para no proceder contra el gobierno capitalino. Esta es la secuencia de abusos y revictimización de uno de los pasajeros accidentados, por parte del gobierno capitalino, entonces encabezado por Claudia Sheinbaum.
De inicio, las autoridades del gobierno le ofrecieron la insuficiente cantidad de 90 mil pesos como compensación por las fracturas que sufrió. Seis costillas rotas fueron valuadas en esa cantidad.
La víctima no puede vivir normalmente en la actualidad. Las curaciones que recibió no lograron evitar los problemas respiratorios actuales del señor Jorge, quien se encuentra ahora incapacitado para trabajar más de un par de horas, pues sufre cansancio y alguna clase de insuficiencia respiratoria.
“Me dijeron que si no firmaba de conformidad con los 90 mil pesos que me dieron, entonces no me iban a dar nada. Me obligaron a ir a sus oficinas y allí me pusieron enfrente un papel y me dijeron que si no lo firmaba, ya no habría apoyo para mí. Como necesitaba el dinero, yo firmé”.
Pero, agrega el entrevistado: “Me obligaron a firmar delante de un Notario y me estuvieron grabando mientras firmaba. Me dijeron que todo estaba grabado y que si yo me ponía difícil, ellos tenían pruebas de que yo ya había aceptado el pago. El papel que firmé decía que no tengo nada que reclamar al gobierno y que renuncio a cualquier reclamación posterior…”
Puede inferirse que el trato que le dieron a esta víctima, fue el que le dieron a todos los afectados por la caída, e incluso quizá a los deudos de los fallecidos.
El “modus operandi” del gobierno es claro. Abusar de la debilidad de los afectados, casi todos gente muy humilde, usuarios del metro en una de las zonas más modestas de la ciudad. Obligarlos a firmar de conformidad al aceptar como pago compensatorio una bicoca, para salvar cara e impedir quejas o reclamaciones posteriores.
Para lograrlo, amedrentan a los afectados, sin importarles mucho sus problemas de salud. Los filman, los intimidan con la presencia de un Notario en el momento de la firma y les advierten que no están dispuestos a aceptar ningún reclamo posterior.
La citada víctima, ahora está doblemente incapacitada. Por un lado no puede trabajar en su antiguo empleo, pues presenta problemas respiratorios. Por otro, la víctima está incapacitada legalmente para reclamar por sus problemas respiratorios, dado que tuvo que firmar un documento donde renunciaba a cualquier posterior reclamación.
Sobra decir que el mezquino e inhumano trato del gobierno de Claudia Sheinbaum, indica que todos “sus valores y sus ideales” son una pantomima política, una farsa. A la hora de la verdad, el supuesto gobierno de izquierda de Morena aplastó o acalló los reclamos de las víctimas de la tragedia de la Línea 12.
Todo esto deriva de que lo que en verdad le interesa a Claudia Sheinbaum, a Morena y en general a todos los políticos, es el poder. El pueblo es solo un instrumento, un trampolín para acceder al poder. Y cuando ya lo tienen, de un puntapié se deshacen de “su pueblo”.
La desvergüenza del gobierno capitalino de Claudia Sheinbaum, es mayúscula. Como no pueden asumir su responsabilidad plena por la caída del Metro Línea 12, lo que hizo el gobierno de Sheinbaum fue tratar de acallar los reclamos, mediante tretas y firmas forzadas bajo amenaza. Abusó Claudia Sheinbaum de los pobres, primero que nada.
Este tipo de mezquindades que le infligió Claudia Sheinbaum a la población de Tláhuac, es parte de lo que hoy tiene en vilo al gobierno en la Ciudad de México, y en general al oficialismo obradorista, que hoy se encuentra enormemente temeroso, pues sabe que Morena está a un paso de perder las elecciones en la CDMX, el próximo 2 de junio. Lo cual podría llevará a la cárcel a varios de los responsables de la caída de la Linea 12 del Metro.