Ciudad de México.- Debo reconocer que abusé de la amistad. Hannah de Lamadrid es mi amiga desde hace varios lustros y su generosidad nos permitió, previa mediación de nuestra querida Lucila Ortiz (amiga en común), encontrarnos en el Centro de Coyoacán el pasado miércoles 17 de abril.
En el fragor de su apretada agenda de campaña electoral, hubo tiempo para tomarnos un amistoso café vespertino justo en el centro de la Alcaldía de Coyoacán, la alcaldía que pretende gobernar. Cara a cara, frente a cascadas de café y vasos de agua repletos de hielo, conversamos sobre muchos temas políticos y sociales a nivel local. Nos faltó tiempo para tanto tema, porque ella tenía que cubrir sus compromisos políticos: pasa de reunión en reunión con las bases vecinales, acopiando información, quejas, propuestas y compromisos.
Para quienes conocemos a Hannah, nos queda claro que ella es la mejor carta que pudo encontrar la 4T en una demarcación de la importancia que tiene Coyoacán. Conocemos sus antecedentes políticos: todos sabemos que militó muchos años en el PRI, que enfrentó sistemáticamente al grupo de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre en la Ciudad de México y que fue funcionaria del gobierno de Enrique Peña Nieto, entre otras cosas.
Y todos sabemos que su brinco al proyecto de la 4T es muy reciente en tiempo, pero no en principios ni en visión. Cuando me enteré de que Hannah había saltado al movimiento que encabeza Andrés Manuel López Obrador (AMLO) no me sorprendí, porque Hannah vive y asume, desde su temprana juventud, los principios del “humanismo mexicano”: de nada sirve el poder, de nada sirve el gobierno y de nada sirve el dinero si no se gestiona en función de los más vulnerables de la sociedad.
Hannah ha entendido y ha asumido muy bien el principio teológico que subyace a eso de “por el bien de todos, primero los pobres”: se trata de la versión laica de “la opción preferencial por los pobres”, que tomó fuerza sobre todo a raíz de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (1979), cuya apertura corrió a cargo del entonces recién nombrado Papa Juan Pablo II.
Hannah está formada en esa tradición cristiana: en la tradición del catolicismo social, robustecida por el espíritu de la Universidad Anáhuac, donde Hannah estudio sus posgrados. Su trayectoria profesional está muy vinculada con proyectos a favor de los grupos más vulnerables de la sociedad. En el centro de su acción político-social está el “prójimo dolido”: el pobre, el vendedor ambulante, la madre soltera, el joven sin oportunidades, la mujer maltratada, la persona con discapacidad, el niño de la calle, el anciano abandonado, el drogadicto, el migrante, etc. Por eso la admiro y la aprecio.
¿Cómo no apreciar a la mujer que ha puesto sus talentos al servicio del prójimo?
Hannah de Lamadrid, con estudios en relaciones internacionales, en economía y gobierno, y en administración pública, bien pudo sentarse tras un aburrido y cómodo escritorio de la burocracia pública o privada para vivir por inercia… ¡pero no! Resulta que a Hannah le gusta “complicarse la vida” y se mete todos los días a armar rompecabezas.
Sus amigos le decimos que está loca y que pretende cosas que sobrepasan la capacidad humana y ella, con sus luminosos ojos verdes, siempre nos sale con aquello de que, tras el límite de las fuerzas humanas, siempre hay “alguien que hace el resto de la chamba”.
Y, bueno, en esta entrevista, Hannah de Lamadrid nos expone sus puntos de vista sobre la actual gestión de la Alcaldía de Coyoacán y sus ideas para sacarla adelante.
A su juicio, pululan la corrupción y la incompetencia en la administración del panista Giovanni Gutiérrez: desde la mafia de los “viene-viene” que, incluso bajo amenazas, cobran altas tarifas, hasta la extorsión a negocios, pasando por la proliferación del comercio informal en la vía pública y la “privatización” de los espacios deportivos, culturales y recreativos. Y ni se diga de la multiplicación de los puntos de venta de alcohol y de otras drogas, así como la aparición de zonas rojas. También existe descuido en cuanto a la infraestructura urbana y una marcada deficiencia de los servicios públicos.
Por supuesto que estamos hablando de muchísimo dinero en efectivo que circula sin control y sin ley, para beneficio de unos cuantos.
Justo en estos días, además, la prensa dio a conocer la turbia contratación de la empresa Goiba Construcciones SA de CV por parte de la Alcaldía de Coyoacán, pese a las múltiples quejas de incumplimiento que la afectan.
Y Hannah de Lamadrid es muy consciente de la magnitud del reto: la emblemática Alcaldía de Coyoacán debe revertir el deterioro al que ha sido sometida desde, al menos, los tiempos del siniestro perredista Mauricio Toledo (2012-2015), que sigue prófugo de la justicia, parapetado en Chile. Recordamos que, en el 2018, la morenista María Rojo perdió Coyoacán frente al aliancista Manuel Negrete (PAN-PRD-MC), quien poco después rompió con sus partidos de origen para coquetear con MORENA buscando cobijo ante las muchas quejas en su contra.
En el 2021, Giovanni Gutiérrez ganó Coyoacán bajo el cobijo de la coalición PAN-PRI-PRD y aspira, hoy por hoy, a reelegirse. De cara sólo tiene a Hannah de Lamadrid (MORENA-PT-PVEM), que ha logrado armar un amplio frente de oposición para evitar que Giovanni repita.
Hannah sabe muy bien la magnitud del reto y, sin ambages, nos afirma que ella será la próxima alcaldesa de Coyoacán, gracias al apoyo de amplias bases sociales, vecinales y empresariales e, incluso, de sectores panistas, priistas y perredistas desencantados ante la gestión de Giovanni. Y, nos informa, sigue gestionando el voto útil de Movimiento Ciudadano.
La suerte está echada, mis amigos: ya veremos qué manda el electorado el próximo 02 de junio. Le deseo la mejor de las suertes a mi querida amiga Hannah de Lamadrid.
Por vía de mientras, disfruten ustedes de esta entrevista a Hannah de Lamadrid.
Texto y video de Carlos Arturo Baños Lemoine / Editor en Jefe de El Arsenal. Diario Digital