Raúl Flores Martínez.
Hasta dónde se debe de soportar la inseguridad, hasta dónde los tres niveles de gobierno deben de aceptar que el país, este día con día, está hundido en la inseguridad, hundido entre el crimen organizado y los homicidios.
Una prueba más se dio este día en el mágico Guerrero, en ese dónde dice el flamante senador Félix Salgado Macedonio que todo es país y tranquilidad, incluso retó a la senadora Lili Téllez que le dijera el nombre de las zonas dónde no se permite el pasó.
Para la mala suerte de este borracho de cantina barata, Guerrero es el gran bastión del crimen organizado, un estado dominado por diversas células que matan, secuestran y trafican con droga a plena luz del sol, incluso que entran a robar a las escuelas.
Algo pasó ayer en el municipio de Coyuca de Benítez, ese mismo que fue golpeado por el huracán Otis que en tres comunidades de las Lomitas, las células de las organizaciones criminales de la zona robaron a maestros y conductores que tuvieron la mala suerte de transitar por esta comunidad.
Por si no les bastara a estos sicarios, se metieron al Jardín de Niños “Juana de Asbaje”, la primaria Francisco I Madero y la Telesecundaria “Juan Ruiz de Alarcón para exigir dinero, y objetos de valor, incluso se robaron los automóviles de las y los profesores.
Qué más pruebas necesita este che gobierno de Cuarta, qué más necesita de para que estos vividores del presupuesto, cómo el cacique Salgado Macedonio por primera vez en su vida reconozca que el estado a quién le ha robado su presupuesto, está cooptado por el crimen organizado.
Ahora resulta que estos analfabetos del sicariato, tienen la desfachatez de robar escuelas, escuelas dónde estoy seguro no van sus hijos porqué estos sicarios son de esos borrachos y drogadictos de quinta, porqué los califico así, por que conozco la zona, conozco Guerrero a la perfección, mi madre era oriunda de la región.
Si las autoridades quisieran en verdad detener a estos sicarios, nada más sencillo que ir las rancherías y ahí todos saben quienes son los sicarios y los lugartenientes de las células del crimen organizado, esos sicarios de quinta que solo se ganan de 500 a mil pesos que van directamente al aguardiente.
Cuándo reconocerán que el crimen organizado nos alcanzó y ya nos rebasó a todos, principalmente a las autoridades de los tres niveles de gobierno.