Alejandro Rodríguez Cortés*.
Omito intencionalmente el título de “ministro” para referirme a Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Vaya, a la luz de los hechos ni siquiera merece el título de exministro, porque no ha hecho sino deshonrar esa figura de juez supremo tan necesaria en un país libre y democrático y tan crucial justo ahora que están en riesgo nuestros valores liberales y de equilibrio de poderes.
Propuesto por el presidente Felipe Calderón para llegar al máximo tribunal del país, Zaldívar presume de imparcialidad por haber votado en contra de asuntos de interés de aquel gobierno, pero pecó de clara y ominosa parcialidad durante la mal llamada Cuarta Transformación.
Como presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se plegó claramente a los intereses de Andrés Manuel López Obrador: impulsó unos casos y bloqueó otros, con clara intencionalidad política a favor de los interess de Palacio Nacional.
Zaldívar cruzaba sin pudor la calle de Corregidora para acudir presuroso al llamado presidencial y así poner en riesgo la independencia del Poder Judicial en el mejor de los casos o de plano, en el peor, recibir instrucciones del poderoso presidente de la República.
No hay que olvidar nunca que incluso ambos personajes -pares en la concepción correcta de país- conspiraron para impulsar una reforma legal que permitiera a Zaldívar extende su mandato al frente del tribunal constitucional hasta el fin del sexenio obradorista. No lo lograron.
Por si todo lo anterior no fuera suficientemente escandaloso, en cuanto perdió el mazo de mando corrió a los brazos de Claudia Sheinbaum para encabezar desde ahí la ofensiva para terminar con la institución que él mismo presidió, y al mismo tiempo deshonrar sus años de togado incorporándose al ejército de corifeos y lambiscones que justifican todo del actual gobierno fallido y de la candidata del segundo piso.
Haberse visto: se quitó una honrosa toga negra para enfundarse en un vergonzoso chaleco guinda. De impartidor de justicia a “siervo de la nación”. De respetado abogado a vulgar propagandista.
Pues bien, no tardó mucho en llegarle la hora a él y a quien justifica toda esta historia de vergüenza y traición. Luego de varias tundas recibidas en mesas de debate político, sabemos que Arturo Zaldívar Lelo de Larrea será
investigado por el propio tribunal que él encabezó, por presuntos actos que violentaron justo la autonomía de ese poder soberano, además de haber obtenido beneficios económicos por ello.
Escándalo que ahora se justifica -como lo hace la 4T siempre y por todo- como un ataque de los enemigos del régimen, que cada vez son más como ellos mismos parecen reconocer.
La cuenta regresiva para Zaldívar…..y los costos políticos para Sheinbaum y AMLO, que me parece serán relevantes. Se lo merecen.
Tictac.
*Periodista, comunicador y publirrelacionista
@AlexRdgz