Jorge Miguel Ramírez Pérez.
No hay escapatoria para no tocar el tema del debate del pasado domingo seis de abril. La obligación con la verdad me hubiera gustado dejarla de lado para encomiar mis opciones políticas, que por cierto a estas alturas después del debate se tambalean; aunque me esfuerzo por ver algo, aunque sea poquito que me justifique ante mí mismo, para no tener que auto criticarme rudamente durante los larguísimos periodos sexenales de las torpezas de mis preferencias. Aspiro a no arrepentirme mucho. La edad ayuda, pero no es suficiente. Hay que ver a la política con hechos irrefutables y no con expectativas vacías.
Claudia la puntera, la calificada como simple tapadera por el tirano: corcholata -a las otras corcholatas se les salía el gas- alcanzó la puntada de presumir de haber recibido premios por burlar la transparencia y la rendición de cuentas de un jalón.
Mencionó honores internacionales que ni dudarlo se los consiguieron los aduladores profesionales, que pululan siempre en los pasillos de las oficinas de los altos burócratas, ofreciendo títulos universitarios en un solo mes, doctorados honoris causa de universidades patito, amuletos para gansos; y condecoraciones de asociaciones fantasmagóricas, e incluso de organismos internacionales con nombre; que ya entrados en la onda de la penetración conspirativista, camaradas en estructuras dominadas por los egresados de las fundaciones Rockefeller o Soros, hasta comunistas anacrónicos; hacen su labor de convencimiento mediático.
El apego de Claudia por la mentira es impresionante, no es estudiado. Es consustancial a su personalidad impasible, solo los que conocemos algo los datos, reconocemos su profesionalismo en su firmeza por no admitir que ninguna rendija de la verdad más remota intente invadir sus sentimientos. ¡Qué peligro!
No recurre a frivolizar la verdad como su mentor, -se ve ahora que ella fue su maestra en materialismo histórico- seguramente frustrada para tratar de que entendiera el cabecilla, al checo Karel Kosik, del que recogen la idea del humanismo comunista, adjetivándolo como humanismo mexicano.
La mujer impugna la verdad con una carga ideológica del comunismo rancio estaliniano, me recuerda la frase del jefe de la KGB Laurenti Beria: “Que nuestros enemigos sepan que cualquiera que levante la mano contra la voluntad del pueblo, y contra la voluntad del Partido de Lenin y Stalin, será aplastado y destruido sin misericordia”.
El primero en cuidarse será el sacerdote mayor del culto. De ese tamaño es el pronóstico.
Por el otro lado, priva el desaliento con los lugares comunes: al sumar las dádivas de tarjetas electrónicas pa´todo… son varios billones de pesos inexistentes los que se ofrecen, porque lo que se va a recibir es un déficit enorme y una deuda impagable, mí quería Xóchitl. Mentiras piadosas, les dicen. Graves de la manera que se le vea.
Sin definirse por la economía de mercado, Xóchitl transita lateralmente por la admiración a Obrador, no lo toca ni con el pétalo de una rosa, cuando le dijo a su contrincante que no le llegaba a los talones al tirano; reveló su esencia populista dicharachera, con la palabra soez fácil, a flor de boca, como le gusta ser conocida. Igualita que su ícono Obrador, con el nombre de su rancho, ella se fascina en reproducirla como verbo, como nombre, no solo como destino. Es la versión de Amlo pero más folclórica.
A ver como le van hacer por prometer muchas golosinas y nada de esfuerzos. Tienen las dos, la misma opinión del electorado: puros pedinches engañables, y nada para la gente que razona el voto, para ellas no existen los que
piensan más allá; se pelean el mismo segmento de los aspirantes a pobres profesionales, sí, con tarjetitas de Bienestar o tarjetitas con corazón rosa, tarjetas switchers.
Así cómo quieren que los abstencionistas voten.
Son trenes repletos de fanáticos que no ven ni oyen, unos del ejército de resentidos de Obrador que van en el tren a fuerza y otros, muy entusiasmados, creyendo que Xóchitl se va a deshacer de los que dijo con precisión que lo rodeaban, los impresentables. Ternuritas en medio del verdadero gobierno, el de los criminales que tienen fragmentado el territorio.
No muchachas, (me contagia la mentira) andan mal no saben qué onda con México.
Faltan dos debates y corrijan el rumbo, estudien y no se dejen aconsejar solo de los mercadólogos o de los comunistas resentidos. Tampoco lean solo a los opinólogos que nunca han experimentado la democracia, la conocen en la sala de libros de su casa, piensen un poco más y por favor no mientan, todo quedó grabado y en versiones estenográficas, no es como antes…
