Rubén Cortés.
Al acoger a 80 castrochavistas escapados del fuero común en Ecuador, Bolivia y Perú, el presidente mexicano cumple con la orientación de Nicolás Maduro en La Habana el 4 de noviembre de 2019: “Él encabeza el frente antimperialismo, así lo visualizamos”.
Tan sensible es la labor del presidente en el Eje, que blindó hasta 2028 la información del rescate de Evo Morales en Bolivia, en un avión militar y casi convertirlo en ciudadano mexicano: le dio CURP.
El documento considera que el acceso al expediente “Hermano Evo” trata sobre conflictos entre potencias con capacidad nuclear y un incremento de investigación y análisis de servicios extranjeros en todo el mundo.
El “hermano Evo” es lumbre: está metido (y México con él) en asuntos que afectarían nuestras economía y seguridad nacional, así como acciones de inteligencia y contrainteligencia y conflictos que incluyen bombas atómicas. Bum.
La 4T es también aliada ideológica de la Rusia de Vladimir Putin: mientras acogió a Evo Morales, arrestó a Kirill Olegovich Safran, un disidente perseguido por Putin para envenarlo, como es público que hace Putin con sus enemigos. Y México intenta deportar a Kirill.
Putin envenenó con el agente nervioso novichok al entonces candidato a la presidencia de Ucrania Viktor Yushchenko, cuando competía contra el candidato proruso Viktor Yanukovych: en plena campaña, el novichok deterioró y desfiguró a Yushchenko.
La alianza con Putin va más allá de traer soldados rusos al Zócalo, como en septiembre pasado: la 4T reservó hasta 2028 la información sobre agentes secretos de Moscú, que espían desde aquí a Estados Unidos, porque “afectaría la imagen de México”.
Entonces se entiende el apoyo del presidente al ex segundo al mando de Correa en Ecuador, Jorge Glanz, quien huía de la justicia tras ser condenado por ladrón, y luego solicitó asilo en la embajada mexicana en Quito, al igual que una docena de colegas suyos desde 2019.
El presidente mexicano consideró que Glanz aplica para ser asilado, por considerarlo perseguido por sus ideas, pero Ecuador cree que Glanz es un delincuente que desfalcó al país en la trama Odebrecht, como cree el presidente mexicano que hizo aquí Lozoya.
Ecuador metió la pata al invadir la embajada de México, y evitar que Glanz, como a Bolivia con Evo Morales, y a Perú con la familia del expresidente Pedro Castillo, se le escapara de la justicia, con rumbo a México y la impunidad.
En cambio, para el presidente mexicano Kirill Olegovich Safran no es un disidente, así que lo arrestó en julio del 2022 en cumplimiento de una orden de captura emitida por Putin por intentar vender marihuana.
Hacia Afuera como aquí: para los amigos justicia y gracia; para los enemigos justicia a secas.
Sin remedio.
