Por. Rubén Cortés
Uno de los grandes ejemplos de alianza inflexible entre grupos políticos en América Latina es la del que gobierna México desde 2018, y el que perdió el poder en Ecuador en 2021. Sólo la supera el concordato entre el castrismo y el chavismo.
Ante la caída en desgracia de sus aliados ideológicos, tras el triunfo del liberal Guillermo Lasso sobre el populista Andrés Arauz, en 2021, la administración mexicana dio asilo a una decena de políticos ecuatorianos emproblemados.
De hecho, el propio Arauz es un político de formación básicamente morenista, pues ha vivido en México por muchos años: tantos que en las elecciones que perdió, no pudo votarse a sí mismo en su país, por carecer del tiempo de residencia necesario por ley.
El propio expresidente Rafael Correa, jefe indiscutido del castrochavismo ecuatoriano, está asilado en Bélgica, pero opera políticamente desde México. Es común verlo en video en redes, mientras disfruta de la vida nocturna en Plaza Garibaldi.
Fue Correa el artífice de la candidatura de Arauz, aunque la ley ecuatoriana exige que los candidatos deben haber vivido antes de la elección en las circunscripciones por las que se presentan. Y Arauz hacía años que, de Ecuador, ni las luces.
Sin embargo, el cabildeo del grupo de Correa en Ecuador logró que el Consejo Nacional Electoral admitiera a Arauz de última hora. Por ley, Arauz sólo podía votar en el consulado de Ecuador en México. Al final, perdió con el empresario Lasso.
Como sea, el aporte del correísmo al gobierno mexicano es muy notable en el terreno ideológico. En el castrochavismo continental, Correa encabeza la corriente teórica de un “mundo dividido en dos bloques, el progresista y el capitalista”.
Correa escribió en Regeneración, el medio oficial de Morena: “La clase media es antagónica a los pobres, porque ama el estilo de vida New York. Sale de la pobreza, se convierte en clase media y empieza a manejar un discurso de derecha”.
Además, subordinados de Correa desarrollan labores determinantes en el aparato ideológico del gobierno mexicano, como Ismael Daniel Tovar Herrera, excoordinador de redes sociales en Palacio Nacional de 2018 a abril de 2021.
La declaración patrimonial de Tovar Herrera indica que de 2018 a abril de 2021 su lugar de empleo fue “calle de Moneda número 8, colonia Centro, Ciudad de México”. O sea, la dirección de la residencia del presidente de México.
Después fue a trabajar en la sede de Morena, más tarde a la Secretaría de Gobernación y luego como asesor de Martí Batres, jefe de Gobierno sustituto de la CDMX. En México están ubicados, además, otros siete exfuncionarios de Correa.
Imposible entender la crisis diplomática México-Ecuador y Ecuador, sin tener en cuenta esta alianza implacable.