Por. Rubén Cortés
El panista Santiago Taboada vive buen momento como candidato a la jefatura de Gobierno de la CDMX: avanza en las encuestas; y su rival morenista, Clara Brugada, no tiene apoyo de Claudia Sheinbaum, quien gobernó la CDMX hasta junio pasado.
Pero la renuncia al PAN de la diputada Ana Villagrán no hace bien a la campaña del candidato del Frente Amplio por México: primero, era una militante aguerrida y conocedora de la ciudad; segundo, va contra el spin de campaña del Frente.
Andrés Atayde, Presidente del PAN capitalino, dijo que prohibió a Villagrán reelegirse como diputada, porque “no podía controlarla”. Lo dice el partido que acusa a Sheinbaum de ser controlada por el presidente.
O sea, ¿Atayde quiere controlar a sus militantes mujeres? Se salva el PAN porque la candidata presidencial del Frente es una mujer, Xóchitl Gálvez, porque el caso Villagrán abonaría en su contra de manera sonada.
Porque hay historia panista en relegar a cuadros femeninos, desde que Ricardo Anaya aplastó a Margarita Zavala, hasta las renuncias de Lía Limón, o de Laura Ballesteros.
Ballesteros, vocera de la campaña presidencial del partido afín al gobierno, Movimiento Ciudadano, aprovechó el contexto de la renuncia de Villagrán para desquitarse en X y abrirle puertas: “Las morras cuidamos de las morras. Aquí en la CDMX y en todo México”.
Así que el argumento del jefe del panismo capitalino suena a despropósito, hace pensar que las mujeres políticas deben ser controladas. Pero, sobre todo, indica que las mujeres no pueden tener crecimiento político.
Además, yendo hacia arriba como va, Santiago Taboada lo que necesita es sumar liderazgos, en lugar de permitir apartarlos. Porque Villagrán representa un liderazgo en zonas de la ciudad como las delegaciones Cuauhtémoc e Iztacalco.
Y es muy activa: presentó cinco iniciativas de ley sobre la identificación de personas desaparecidas en la CDMX, y propuestas para establecer que el gobierno capitalino le pague a los conductores víctimas de robo de autopartes.
Taboada mismo llegó a condicionar su permanencia en Acción Nacional sólo si Villagrán aceptaba hacer campaña en Cuauhtémoc. Pero, ahora, al dejarla ir, quizá piensa que el posicionamiento electoral de los líderes locales se transfieren de manera automática.
Eso indica la decisión del PAN se sustituir en la Cuauhtémoc a Villagrán por una activista de Polanco que no conoce la problemática de la Cuauhtémoc, donde Villagrán se convirtió en una figura constante, fresca y atractiva, tras largos años de trabajo.
Tienen que saber que la CDMX, en su conjunto, no registra la misma dinámica electoral que la alcaldía Benito Juárez, donde el grupo que encabeza Jorge Romero se ha repartido la titularidad de la alcaldía entre puros hombres en los últimos 12 años.
O, bueno: deberían saberlo.