Francisco Garfias.
El hartazgo de padres y normalistas de Ayotzinapa por “el muro de la impunidad” que les impide saber lo que pasó con sus hijos aquel fatídico 26 de septiembre del 2014, empieza a manifestarse de manera radical.
El martes lanzaron petardos al edificio sede de la Secretaría de Gobernación. Ayer le tocó al Senado de la República.
Es su respuesta a la ausencia de un diálogo con el presidente que han pedido desde hace dos meses y a los nulos avances para esclarecer lo sucedido con los 43 normalistas.
Se entiende su desesperación. Ya pasaron cinco años y tres meses desde que AMLO se comprometió encontrar vivos o muertos a los desaparecidos de Ayotzinapa, y no ha podido siquiera desmentir la “verdad histórica”.
Esa verdad, divulgada por el entonces titular de la PGR, Jesús Murillo Karam –encarcelado a pesar de su avanzada edad y mala salud–, sostiene que los 43 fueron incinerados por integrantes de la organización delictiva Guerreros Unidos y arrojados en el basurero de Cocula, en Guerrero.
Ayer querían hablar con Ricardo Monreal, presidente de la Jucopo, y con la senadora Malú Micher, presidenta de la Comisión para la Igualdad de Género, según consta en el documento que entregaron a personal del Senado.
Horas después de que formularon su petición, Monreal dijo en tribuna que los recibiría, pero ya se habían ido, no sin antes manifestar su inconformidad con petardos, estallidos, humo y el grito: “¡Vivos se los llevaron! ¡Vivos los queremos!”.
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Fueron cinco los petardos lanzados contra las instalaciones del Senado en los momentos en que se celebraba la sesión. Cuatro estallaron.
Uno de ellos entró hasta un pasillo de la planta baja del edificio que da a la calle de Madrid.
Suficiente para romper el vidrio de una puerta y provocar alarma en el Patio del Federalismo, donde me encontraba en el momento de los estallidos.
Muchas caras de desconcierto, otras de curiosidad. “¿Qué fue eso?” escuché decir a mis espaldas.
Algunos reporteros(as) corrieron hacia las escaleras que dan a la planta baja, donde ya había humo, sin hacer caso a la joven de resguardo y seguridad que inútilmente intentaba alertarlos sobre los riesgos.
La mayoría de los senadores ni cuenta se dio. Los tronidos no se escucharon en el salón de sesiones, según Germán Martínez, legislador del Grupo Plural.
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Tenemos copia del documento de entregado por el Comité de Padres y Madres de los 43 a personal del Senado. Consta de cuatro puntos:
1.- De acuerdo a las investigaciones, el 26 de septiembre de 2014, el Ejército tuvo conocimiento de los estudiantes de Ayotzinapa desde su salida de la normal rural, su arribo a Iguala, los momentos precisos de la agresión.
“Tal información no ha sido puesta a disposición de la Unidad Especial de Investigación y Litigación del Caso Ayotzinapa (UEILC) y la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia en el Caso Ayotzinapa (CoVAJ) en su totalidad”, puntualiza.
El documento habla de 800 folios que no han sido entregados, y de información adicional sobre el posible traslado de 17 estudiantes que se encontraban detenidos en la barandilla municipal de Iguala, y que fueron llevados a otro sitio.
2.- La FGR no ha impulsado varias líneas de investigación relevantes del caso tales como la relacionada con esos 17 estudiantes detenidos y trasladados.
3.- La SRE no ha impulsado el proceso de extradición de Tomás Zerón de Lucio, ex director de la Agencia de Investigación Criminal, que tiene orden de aprehensión por tortura y está prófugo en Israel. Tampoco de José Ulises Bernabé, ex director de la barandilla municipal de Iguala, quien entregó a los 17 estudiantes a Guerreros Unidos.
4.- Es importante mantener el diálogo con el presidente de la República, quien ha declarado que él dirige las investigaciones. Desde hace dos meses hemos solicitado una reunión, sin que a la fecha tengamos respuesta.
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Muy extraño el mensaje del presidente López Obrador al condicionar, ayer, su presencia en la Cumbre Norteamericana, a celebrarse en Quebec, Canadá, el próximo mes de abril. “Si no hay trato respetuoso no asisto”, dijo.
En la mañanera de ayer manifestó que le gustaría que Joe Biden, presidente de Estados Unidos; y Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, conocieran la campaña sobre él “presidente narco” que se ha desatado en contra suya.
“Ellos tienen la forma de saber cómo se arman estas campañas, para que no participen en favor de esta guerra sucia, se abstengan de participar ayudando a la mafia del poder económico y del poder político en nuestro país, porque eso es inmoral.
“Nosotros siempre hemos tratado a las autoridades de Canadá y de Estados Unidos con respeto”, subrayó.
¿Por qué lo dijo? ¿Se enteró de algo? Sólo él lo sabe, pero no es usual que el presidente mexicano utilice esos términos para mandar un mensaje a Biden y Trudeau, con quienes tiene una buena relación.
“Me faltan nada más siete meses y no me gusta viajar mucho”, puntualizó.
FIN.