Rubén Cortés.
En una táctica arriesgada, el presidente ha decidido ser vocero de la estrategia en su contra llamada #Narcopresidente: cuenta los tuits en la mañanera o avisa que medios extranjeros tienen datos sobre supuesto dinero del narco en sus campañas.
Al tomar el toro por los cuernos, confía en su exitoso manejo de los medios tradicionales y el control de la conversación mediática, desde su irrupción en la política con sus publicitadas tomas de pozos de Pemex, recorridos por el país, plantón de Reforma…
La Mañanera ha marcado el cénit de su manejo como comunicador: México baila al son que él pone a las siete de la mañana. En ese espacio absolutamente controlado por él, ha tomado la ofensiva contra #Narcopresidente.
Y sopla el fuego, en el entendido básico del barrio: si no quieres que los otros chicos te hagan bullying con un mote, repítelo con ellos y eso hace perder la gracia al mote. Pero quizá en una acusación de narco no funcione igual.
Cree que si en el barrio “quemas” el mote, también desde Palacio “quemas” la nota de NYT si te adelantas. Pero el supuesto maestro de la comunicación es él, especialmente en la técnica que creó Joseph Goebbels (Rheydt, 29 octubre de 1897-Berlín, 1 mayo de 1945).
Una técnica simple y audaz: no importa si lo que dices corresponde con los hechos o no; tienes que seguir repitiéndolo y, tarde o temprano, la gente empezará a creerlo. En la gestión del presidente, se puede llamar “técnica de yo tengo otros datos”.
Pero en el caso de #Narcopresidente, el mandatario repite los datos de #Narcopresidente. Y los refuerza.
Por ejemplo, dio crédito al capo Celso Ortega, de Los Ardillos, al pedirle a través de PGR ir a sus oficinas, y probar que pagó su campaña de 2006.
Sorprende que el presidente sea principal promotor del #Narcopresidente, que domina la conversación pública en México, tras una investigación del medio estadounidense ProPublica, según la cual el narco metió dos millones de dólares en su campaña de 2006.
Ese reportaje se basó en una investigación de la DEA con testimonios de narcotraficantes en calidad de testigos protegidos, quienes, al igual que Celso “O”, dicen haber dado millones a la campaña electoral del actual presidente en 2006.
De ahí surgió el #Narcopresidente, que arrasa tendencias hasta en las áreas de las redes sociales que, básicamente, siguen los beneficiarios de sus programas sociales: por encima de las relaciones sexuales en vivo de un activo perfil de Only Fans.
Sí: el presidente ya le dio a sus adversarios el mote pegador que éstos no hallaban desde 2006, con aquello de “un peligro para México”.
Ahora, él es #Narcopresidente y ellos Conservadores.
Hay tiro.