Francisco Garfias.
Al presidente se le extravió la brújula. Ya puso su dignidad por encima de la Ley. No debe extrañarnos. Siempre ha sostenido que que el estado de derecho está hecho por y para los fifis.
A Andrés Manuel López Obrador le quedan poco más de siete meses en Palacio Nacional. Se va el próximo primero de octubre, pero no como él quisiera.
Termina acorralado por los escándalos de corrupción de su familia y con una etiqueta que difìcilmente se va a poder quitar: #narcopresidente.
Triste final para el más popular de los mandatarios del México institucional. Su postura rompe el juramento que hizo el primero de diciembre de 2018: cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanan.
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Ayer de plano rompió lanzas con lo que llama “medios manipulación” –los que le son críticos– luego de que la muy serena periodista de Univisión, Jesica Zermeño, lo cuestionara por haber haber hecho público el teléfono de Natalie Kitroeff, jefa de la oficina del NYT en México.
Kitroeff es la autora de un reportaje sobre supuesto financiamiento de la campaña presidencial de AMLO por cárteles del narcotréfico. El cuarto en medios extranjeros en menos de un mes y el primero que habla sobre la campaña del 2018.
“Si la compañera está preocupada porque se dio a conocer su teléfono, que lo cambie. Otro número y ya….”, minimizó el presidente, sin el menor recato.
La insistencia de Zermeño sobre los riesgos que corre la periodista del NYT en un país como el nuestro, acabó por exasperarlo:
Va textual parte del diálogo entre el presidente y la peridiodista de Univision. Vale la pena leerlo.
Le dijo el presidente a la periodista:
“Ustedes se sienten bordados a mano. Como una casta divina, privilegiada. Ustedes pueden calumniar impunemente, como lo han hecho con nosotros. No se les puede un tocar ni con el pétalo de una rosa. Bájenle una rayita a su prepotencia.
La reportera no quitó el dedo del renglón: ¿Y el teléfono personal…?
AMLO: ¿Y qué pasa cuando esta periodista me está calumniando y me está acusando? Me está vinculando a mí y a mi familia con el narcotráfico sin pruebas.
Reportera: Pero el teléfono personal. Hay una ley que impide que usted de a conocer este teléfono.
AMLO: Sí, pero antes de eso hablo de la paja en el ojo ajeno y de la viga en el propio, porque ustedes, Univisión, Jorge Ramos, de inmediato cuestionaron eso. Pero no son capaces, en una autocrítica, para revisar el tipo de periodismo que hacen.
Reportera: Más allá de la investigación ¿Usted no cree que fue un error?
AMLO: No, porque este es un espacio público, nosotros estamos aquí aplicando un principio de la transparencia.
La reportera: pero eso la pone en riesgo a ella, Más allá de usted, cualquiera le puede llamar y amenazar.
AMLO: no pasa nada, absolutamente nada.
-La reportera: Sí pasa en este país.
AMLO: Es que también –y ustedes son los más tenaces desinformadores, manipuladores– se dice que hay un gran riesgo para los periodistas, en una asociación vinculada a grupos de interés creados; a gobiernos hegemónicos. Claro que hay compañeros que han perdido la vida, pero no hay impunidad.
La reportera: entonces no ve ningún error, volvería a presentar un teléfono privado de uno de nosotros.
AMLO: Claro, cuando se trata de un asunto donde está de por medio la dignidad del presidente
La reportera: ¿Y qué hacemos con la Ley de Transparencia?
AMLO: por encima de esa Ley está la autoridad moral, la autoridad política. Yo represento a un país, a un pueblo que merece respeto. No va a venir cualquiera, porque nosotros no somos delincuentes, tenemos autoridad moral y no va a venir cualquier gente, que porque es el New York Times, y nos va a poner, nos va a sentar en el banquillo de los acusados.
En el INAI tomaron nota de las palabras de López Obrador. “Cualquier autoridad debe cumplir la autoridad y la Ley. Absolutamente nadie puede estar por encima de ella”, escribió el consejero presidente de ese instituto, Adrián Alcalá.
Lamentó que desde la presidencia no se advierta lo grave que puede ser la divulgación de información de cualquier persona, especialmente de una periodista.
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El presidente ha estado en la polémica toda la semana. Hace apenas tres días reveló que cuando Arturo Zaldívar presidía la Corte “respetuosamente interveníamos” y él colaboraba.
Una confesión que dejó mal parado a Zaldívar y que produjo una réplica de la ministra Norma Piña, una de las villanas favoritas de AMLO, en el XIX Congreso Nacional de la Barra Mexicana de Colegios de Abogados, que se celebra en Querétaro.
La ministra dijo:
“La independencia judicial es un pilar de la democracia; no es un privilegio de los jueces, es un derecho de los justiciables. No debemos confundir nunca la colaboración y el diálogo entre poderes del Estado con la subordinación del Poder Judicial Federal frente a otros poderes”.
Así o más claro…
FIN.