Raúl Flores Martínez.
Algo curioso está pasando dentro del Bosque de Nativitas en la alcaldía de Xochimilco en la Ciudad de México, un fenómeno donde han sido sacrificados 23 perros de distintos tamaños.
El ver los cadáveres de estos animales sin columna vertebral, patas rotas y con los órganos expuestos ha dejado sin palabras a los vecinos del pueblo de Nativitas que aseguran que hay un asesino serial de perros en Xochimilco.
Los mismos peritos de la Fiscalía de la Ciudad de México, ya califican estos asesinatos de perros, como creación de una sola persona, el caso del asesino serial de perros en Xochimilco.
Quizá hasta el momento, estemos frente a una serie de ritos de Palo Mayombe (santería) dentro del Bosque de Nativitas que está causando ruido a funcionarios de la Secretaría de Medio Ambiente y Alcaldia Xochimilco por las protestas de diversos colectivos proanimales.
Si vamos más allá, debemos preguntar ¿Qué tan delgada es la línea entre matar a un perro y un ser humano?
Para los criminólogos, como el caso del Maestro Alán García, los sacrificios de animales son para que se obtenga un beneficio individual y en grupo, algo que se debe de investigar, porque se puede estar ante el caso de un posible homicida serial de personas.
Lo cierto que ya sean personas u animales, el argumento de las autoridades es “se está e investigando”, una frase por demás trillada que no es más que una fachada para no hacer nada.
Asesino serial, ritos, fanatismo, son los aspectos que se deben de investigar para dar con el asesino de estos perros que camina por las calles de Xochimilco tranquilamente, sin saber que tiene acumulados 230 años de prisión si se aplica la Ley de maltrato y tortura.
Quizá para algunos estas muertes son solo de perros; sin embargo, la línea es muy delgada para que sea una o un vecino del pueblo de Nativitas que pueda morir en los próximos meses en estas zona de Xochimilco.