Por. Ah-Muán Iruegas
El mayor golpe político del sexenio en contra del señor presidente López Obrador, lo dio la DEA. La oposición mexicana puede estar agradecida con la DEA, pues a partir del ataque de la agencia antidrogas, los bonos del obradorismo parecen estar bajando.
La agencia antidrogas estadounidense (o alguien dentro de esa institución) decidió filtrar una investigación caducada que involucra a algunos asistentes de AMLO con el narcotráfico, en la campaña presidencial de 2006.
No es fácil saber si la DEA como institución actuó contra AMLO, o solo fueron algunos funcionarios quienes le tendieron una trampa al presidente mexicano.
Si fueron solo algunos funcionarios aislados, el pleito puede haber terminado. Pero no es tan fácil que así haya sido.
Para realizar la filtración se requirió, primero, acceso a los archivos de la DEA de 2006 (cuando habría ocurrido el soborno del narco a la campaña presidencial de AMLO). Pero además, alguien en la DEA debió gozar de la confianza y contactos con las tres publicaciones mencionadas y tres periodistas de cierta reputación como los involucrados. No es tan fácil que un solo burócrata tenga estas cuestiones a su alcance, a menos que sea un alto funcionario de la agencia (lo cual tampoco sería muy bueno).
Pareciera más plausible la hipótesis de que fue la DEA de manera coordinada la que ideó y ejecutó la maniobra contra el presidente mexicano. Aunque esto no es seguro, ni resulta fácil de probar en realidad.
Cierta o falsa, la filtración ya tuvo efectos políticos. Si periodísticamente los tres textos publicados tienen pocas o muchas carencias o errores, eso no priva de efectos a la filtración. Pues ésta ya sembró la duda, en la opinión pública (o publicada) internacional, sobre la honorabilidad y el probable carácter delictuoso del actuar del hoy presidente, en 2006.
La publicación se extendió como un hongo por las redes sociales, con miles de lecturas o “vistas” de los hashtags #NarcoPresidente, #NarcoCandidata y #NarcoEstado.
De poco sirve a nivel global que los medios de comunicación mexicanos den crédito o desacrediten los textos periodísticos citados. Pues ninguno goza de la reputación de la Deutsche Welle ni de Tim Golden, ni se les toma en cuenta en el (primer) mundo.
Por su parte, la credibilidad de los medios que publicaron la nota, la Deutsche Welle, Inside Crime y ProPublica, juega en contra del mandatario. Pues no se trata de medios derechistas como Fox News, sino mas bien liberales y con bastante buena reputación. Es decir, no es fácil pensar que se trata de propaganda antiizquierdista ni de prensa “vendida” o ideologizada.
Pero todo este daño a la imagen del primer mandatario, lo causó una simple filtración. No lo hizo el Departamento de Estado, la CIA ni mucho menos el presidente Joe Biden o su equipo. Pues ninguno de ellos parece tener tiempo ni interés en meterse por el momento en las elecciones mexicanas.
De hecho, según lo que se ha publicado, los funcionarios federales estadounidenses se mostraron consternados cuando se enteraron de que se iba a publicar la filtración contra AMLO. Pues lo que ellos requieren es otra cosa.
Lo que la administración Biden requiere de México, al menos hasta las elecciones de noviembre, es que el gobierno mexicano no haga estallar el problema migratorio en los Estados Unidos, permitiendo la llegada de miles de migrantes a la frontera norte de México. Como el presidente de México puede favorecer u obstaculizar las oleadas de migrantes, al gobierno de Biden le conviene que el presidente mexicano apoye los intereses estadounidenses en materia de migración. Y eso se logra más fácilmente teniendo relaciones más o menos buenas con el gobierno mexicano.
El mismo objetivo tenía USA cuando forzó al canciller Ebrard a aceptar poner la política migratoria mexicana al servicio de Donald Trump. Solo que las circunstancias eran otras, y los Estados Unidos amenazaron en ese momento con represalias comerciales. A decir de Trump, Marcelo Ebrard simplemente “se dobló” ante el poderío estadounidense.
Pero hoy los Estados Unidos están en campaña política y les resulta más fácil y conveniente arreglar sus asuntos migratorios “por las buenas” con el presidente de México y su gobierno.
Desde luego que pueden presionar muchísimo a México si lo requieren. Pero lo más lógico es que prefieran concentrar sus energías en ganar las elecciones y no desgastarse en una escaramuza que solo les hará perder tiempo, sin ganar mucho a cambio.
Por ello, es muy improbable que la Casa Blanca u otras agencias estén actuando contra México con una política deliberada o coordinada. Fue la DEA la que actuó contra el gobierno mexicano. Lo cual no es un consuelo. Pero en comparación con las alternativas, resulta un mal menor.
Si en verdad los Estados Unidos quisieran actuar contra México, lo harían pedazos. Ni siquiera necesitan usar a sus soldados. Basta con que cierren su frontera unas semanas, para que caiga el peso mexicano, por ejemplo.
No sugiero que eso vaya a ocurrir. Pero esto muestra la enorme fragilidad de nuestro país ante un pleito económico o político con los estadounidenses.
La misma fragilidad se muestra con el episodio de la filtración de la DEA. Si con una simple filtración la DEA hizo un enorme daño a la imagen del presidente de México, podemos imaginar que una política consistente de la DEA contra la presidencia mexicana o su partido, puede causar mas daños al obradorismo durante la presente campaña electoral.
Ese peligro no puede descartarse. Pues “alguien” en la DEA sabía perfectamente que la filtración haría daño al obradorismo y no a la oposición mexicana. Es decir, la DEA está actuando, a querer o no, contra Claudia Sheinbaum y a favor de Xóchitl Gálvez.
Máynez sigue en las ligas menores y no creo que los estadounidenses ni siquiera piensen en él ni en su Movimiento Ciudadano. Pero a Xóchitl se le recibió con bastante deferencia por el establishment de Washington: el Departamento de Estado, los think tanks, los principales periódicos y la OEA.
Esto no significa que USA esté totalmente del lado de Gálvez, pero si implica que se le toma en serio en la capital estadounidense. El viaje de Gálvez fue exitoso en ese sentido, pues se le dio el trato que se le obsequia a los “opositores aceptables” en USA. Un trato muy similar se le dio, por ejemplo, a la actual líder opositora venezolana María Corina Machado, cuando ésta acudió a Washington.
Al parecer, Gálvez consideró que fue positivo su viaje al extranjero. Pues planeó ya un nuevo viaje al exterior, esta vez a España. Lo que indica que en la campaña de Gálvez creen que los periplos internacionales están fortaleciendo o por alguna causa le convienen a la oposición azteca.
Puede que tengan razón en esto, pues la opinión pública internacional parece estar poniéndose en contra del obradorismo. Recientemente, The Economist también publicó otro texto contra Obrador, esta vez criticando su falta de resultados en materia de lucha contra la corrupción.
El obadorismo tampoco se ayuda mucho. Pues las visitas del presidente a zonas de narcos en Badiraguato, el saludos a la madre de “El Chapo” y las ligas de políticos obradoristas con el narcotráfico, no hacen más que acrecentar las sospechas que la multicitada filtración ha despertado.
Si los Estados Unidos así lo deciden, pueden atentar o secuestrar e incluso llevarse a su territorio casi “a culatazos” a la gobernadora de Guerrero Evelyn Salgado, casada con un miembro de una familia de “abolengo narco”. A la alcaldesa de Chilpancingo Norma Otilia, fotografiada con narcos y quizá al señor Pedro Haces, candidato de Morena y amigo de Claudia Sheinbaum ligado con el narco (según la periodista Anabel Hernández). Por no hablar de los señores Nico y Caballero, mencionados en la filtración de la DEA. Pero no lo requieren y los arriba mencionados pueden dormir tranquilamente, al menos “esta noche”.
Sin embargo, los estadounidenses no son invidentes y, aunque no lo digan en público, están perfectamente informados de las aparentes ligas del oficialismo con el narcotráfico. Creo que en su momento, pueden actuar en consecuencia. Pues ya lo hicieron, por ejemplo en el caso Álvarez Machaín, de infausta memoria.
Nada de esto ocurrirá, sin embargo, al menos hasta las elecciones de noviembre. Pues ellos están ocupados en ganar las elecciones y no pueden desgastarse con delincuentes o políticos tercermundistas.
De ahí que resulte un tanto exagerado decir que hay un flagrante intervencionismo estadounidense en México hoy. Esa es la narrativa de la izquierda. Pero la verdad es que ni siquiera les hacen mucho caso a los políticos mexicanos, a no ser para torcerles un poco el brazo y ponerlos a actuar en materia migratoria como ellos lo requieren.
Pero en materia de narcotráfico, la historia es distinta. La DEA ya intervino en las elecciones o la política mexicana con sus filtraciones. Y puede hacerlo de nuevo en otras formas.
De hecho, a mi parecer es muy probable que lo vuelva a hacer. Lo cual implica intervencionismo y cierta merma de la soberanía nacional. Pero hasta el momento, en una escala aun menor.
Lo que podrían hacer los Estados Unidos, si de verdad quisieran actuar como intervencionistas, sería catastrófico para México. La salud de la República Mexicana e incluso “la salud de varios políticos mexicanos”, estaría claramente en riego. Riesgo que existe desde luego para nuestro país aunque, afortunadamente, sólo en un nivel teórico o latente. Por el momento.