Carlos Arturo Baños Lemoine.
México es un país que se está pudriendo aceleradamente gracias a esa basura mental de la “ideología de género”, la cual está contaminando a todo el espacio público y a toda la sociedad, incluido el Poder Judicial.
Estamos terminando una semana en donde el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ha condenado injustamente a la Diputada Federal Teresa Castell (PAN) por ejercer “violencia de género” en contra de la “diputrans” Salma Luévano, por negarle a ésta su “identidad como mujer trans”. Y, claro, detrás de toda esta basura judicial, se halla un criterio que incluso ha sido avalado incorrecta y vergonzosamente por la Suprema Corte de “Inmundicia” de la Nación: la “identidad autopercibida”.
“Identidad autopercibida” (o “autopercepción identitaria”) significa que una persona debe ser considerada legalmente de conformidad con lo que ella piense de sí misma en su fuero interno, con total independencia de su realidad objetiva. Aplicada esta estupidez al tema sexo-genérico, cualquiera persona puede asumir el sexo-género que le apetezca, con total independencia con respecto a su estructura genética, gonadal, hormonal y genital de origen y sustantivamente. ¡Se trata, pues, de un criterio totalmente anti-científico y aberrante; de un criterio que avala incluso la locura, la sinrazón, el absurdo y hasta el capricho!
¿Pero cómo es posible que el Derecho asuma como válida esta mega estupidez?
Por esta mega estupidez, a todos los varones biológicos (XY) que se consideren “mujeres” debemos tratarlos legalmente como “mujeres”. Así, pues, Salma Luévano es una entidad individual de la especie humana que, por idiotas, arbitrarios y caprichosos artilugios jurídicos, debe ser considerada “mujer” sin serlo realmente, sin serlo objetivamente, sin serlo biológicamente, sin serlo científicamente.
Toda esta basura mental, no lo olviden mis amigos, se la debemos a la “ideología de género” que, por infortunio, ha sido alimentada, aceptada y apoyada por todos los partidos políticos, especialmente por MORENA, Movimiento Ciudadano y el PRD. Y, de hecho, esta basura mental ya forma parte de la mitología oficial de este país: ¡ya se enseña, incluso, en todo el sistema educativo nacional como dogma gubernamental!
¡Ah, y quien no acepte esta basura mental será condenado por “transfobia”, como le sucedió recientemente a la Diputada Federal Teresa Castell! ¡Ahora resulta que estamos obligados a asumir la anti-ciencia como norma de convivencia social! ¡Carajo!
En este país, que todavía se llama México, decir la verdad y ajustarse a la ciencia resulta peligroso porque seremos condenados por emitir “discursos de odio” y por ejercer la “discriminación”. ¡Pobre de ti, México, cada vez más jodido ante la dictadura ideológica que han impuesto los diverso-sexuales y las feministas!
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