Isaías Villa González*.
Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha dicho que, al término de su gestión, se retirará a su finca “La Chingada”, ubicada en Palenque, Chiapas. Una “modesta” propiedad de cerca de 13 mil metros cuadrados, con un valor superior a los 25 millones de pesos. Así el desapego a lo material, del adalid de la austeridad.
Pero parece haber malas noticias para el próximo ex Presidente: surge la posibilidad de tener que enfrentar un proceso judicial en EEUU; igual que su tan vilipendiado Genaro García Luna.
Y es que la vida política da muchos golpes de timón. Ahora, AMLO se halla en el ojo del huracán, después de que el periodista norteamericano Tim Golden, ganador del Premio Pulitzer, publicara un impactante artículo en ProPublica. En éste, sostiene que la agencia antidrogas de los EEUU (DEA) cuenta con suficientes elementos para demostrar que AMLO recibió dos millones de dólares del Cártel de Sinaloa, para su campaña presidencial del 2006.
Una importante precisión: en aquella campaña, López Obrador creó una estructura paralela a la Dirección nacional formal del PRD. Leonel Cota, entonces Presidente Nacional, así lo permitió. De manera que todos los recursos partidarios y externos, fueron manejados por personas nombradas por AMLO.
Detrás de la investigación mencionada está el tema de los “testigos protegidos” de la DEA, delincuentes que, con tal de reducir su deuda penal, colaboran con las autoridades judiciales, dando a conocer lo que saben sobre las turbias e ilícitas relaciones entre los gobiernos de todo nivel y la delincuencia organizada. Claro que no es el único caso. Y, paradójicamente, AMLO lo había celebrado en el proceso de Genaro García Luna.
“Según documentos oficiales gubernamentales revisados por ProPublica y más de una docena de entrevistas con oficiales estadounidenses y mexicanos, el dinero fue entregado a los asesores de campaña en 2006 a cambio de la promesa de que una futura administración de López Obrador facilitaría las operaciones criminales de los traficantes”, sostiene el periodista Tim Golden.
“Durante la investigación, agentes de la DEA desarrollaron lo que consideraron una fuente de información extraordinaria tras detener al antiguo operador de campaña por cargos de narcotráfico en 2010. Para evitar la prisión federal, el operador relató en detalle la historia de las donaciones de los traficantes, las cuales, dijo, ayudó a entregar. También grabó secretamente conversaciones con Nicolás Mollinedo Bastar, el asesor cercano de López Obrador que según el operador había participado en la trama”, arguye el ganador del Pulitzer.
Duras, muy duras revelaciones que han causaron la ira, el desquiciamiento, de López Obrador, quien por muchos meses ha sacado a colación, una y mil veces, la sentencia contra Genaro García Luna en tribunales de EEUU por sus vínculos con el narcotráfico mexicano sólo a partir —repetimos— de los dichos de los “testigos protegidos” de la DEA.
Curiosamente, ahora López Obrador podría ser extraditado a los EEUU para ser juzgado y condenado en esas tierras sólo con base en los dichos de los “testigos protegidos” de la DEA: los carniceros de hoy podrían ser las reses del mañana.
*Consejero Nacional del PRD