Carlos Arturo Baños Lemoine.
El pasado viernes 19 de enero, Azucena Uresti anunció su salida de la empresa periodística Milenio, para la cual trabajó durante 20 años. El anuncio lo hizo al finalizar el noticiario nocturno que conducía desde hace varios años en Milenio TV. La presentadora de noticias habló de la terminación de un ciclo y sostuvo que, ante las “circunstancias actuales” (sin especificar cuáles), son “momentos de definiciones”, como si eso de asumir definiciones sólo tuviéramos que hacerlo en tiempos electorales y no en la vida cotidiana.
Por supuesto que, dado el clima electoral, se soltó una lluvia de indignados antipejistas, aduciendo que la salida de Azucena había sido “orquestada desde Palacio Nacional como un acto de censura y de represión al periodismo crítico enarbolado por Azucena”. Y ya hasta le están prendiendo incienso, como a Carmen Aristegui cuando la sacaron de MVS en tiempos de Enrique Peña Nieto. ¡Bah!, verdaderas tonterías que sólo pueden sostener quienes no conocen bien cómo funcionan los grandes medios periodísticos de México.
A ver, comencemos por decir que, desde inicios de este sexenio, Milenio es uno más de los medios periodísticos funcionales al régimen, pues incluso las críticas que se efectúan desde sus páginas le permiten al (des)gobierno de AMLO presumir “legitimidad y tolerancia”: claro, porque “el Presidente permite estoica y democráticamente la crítica periodística, incluso de sus malquerientes históricos”. De hecho, desde Milenio siguen criticando al Tirano de Macuspana los “buhoneros del aborrecible salinismo y del podrido neoliberalismo”, como Héctor Aguilar Camín, Joaquín López-Dóriga, Carlos Marín, Carlos Puig y Rafael Pérez Gay, por mencionar a algunos. Y allí siguen estos cuates.
El juego político de Milenio en muy sencillo: seguir publicando, por ejemplo, los artículos antipejistas de Héctor Aguilar Camín y, al mismo tiempo, publicar la larga perorata mañanera de AMLO en contra del “chayotero” Héctor Aguilar Camín y de su grupo editorial, los cuales “se enriquecieron al amparo del poder público bla bla bla”.
No olvidemos que el mismísimo AMLO ha presumido, en múltiples ocasiones, su “buena relación” con Francisco A. González, Presidente del Grupo Multimedios, quien incluso ha apoyado al Tirano de Macuspana en su iniciativa bananera de promover el béisbol. Y no olvidemos que AMLO reprueba con rispidez las notas críticas que se le hacen desde el periódico Reforma (la competencia regiomontana de Milenio), sin tocar al periódico Milenio aunque éste luego publique notas parecidas.
Así que resulta una reverenda estupidez afirmar que a Azucena Uresti, un peón más del engranaje de Milenio durante 20 años, ahora la botan de este medio sólo por hacer lo que ha venido haciendo desde hace cinco años, a saber: criticar funcionalmente al régimen pejista desde un poderoso medio cuyo dueño, Francisco A. González, es un “gran amigo y aliado” del Tirano de Macuspana. Así que no se confundan, mis amigos. La causa de su salida debe buscarse en otro lado: dejó de ser funcional o quiso cobrar mucho más por seguir siéndolo, es mi hipótesis. Con el tiempo sabremos la verdad.
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