Francisco Garfias.
Una de las grandes incógnitas del próximo proceso electoral –el más grande que jamás hayamos tenido– son los cárteles de la droga.
¿Qué van a hacer? ¿Hacia dónde se van a cargar? ¿Hasta dónde van a meter mano? ¿El gobierno se hará de la vista gorda? Son preguntas que se repiten. La respuesta la imaginamos.
Hablo del tema porque tengo en mis manos un documento –elaborado por un grupo de especialistas para una empresa privada–, que establece “escenarios probables” de presencia del crimen organizado por distritos, en la elección del 2024.
No cito los nombres de los autores, ni la empresa para la que fue hecho, por petición expresa. Retomo los datos, porque son gente seria.
El documento inicia así:
“La injerencia del crimen organizado en las elecciones es un fenómeno contemporáneo de la política nacional, cuya manifestación más expresa fue a partir del 2021, aunque ya se habían vivido antecedentes y preocupación del Estado en el 2009.”
Lo más grave que encontré es que hay 107 distritos (35.6 por ciento del total) con alta probabilidad de injerencia del crimen organizado. Otros 112 están en amarillo y sólo 81 en verde (baja o nula posibilidad de injerencia).
Lo estados que se perciben muy negativos (en rojo) son Baja California, Guerrero, Colima, Chiapas, Guanajuato, Morelos, Quintana Roo, Sinaloa, Sonora y Zacatecas.
Hay tres estados que presentan resultados absolutamente positivos: Aguascalientes, Campeche y Yucatán.
Sin focos rojos, pero en amarillo, están Coahuila, Nuevo León, Hidalgo, Querétaro Tabasco y Tlaxcala.
El resto de los estados presenta números mixtos.
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Como apunta el documento, la injerencia del narco en elecciones se hizo patente en 2021 en la Región del Pacífico, particularmente en Michoacán.
Hubo decenas de casillas donde los votos fueron únicamente para Morena. Se registraron participaciones récord en regiones dominadas por el crimen organizado.
En Sinaloa fue secuestrado parte del equipo del candidato a gobernador del PRI, PAN y PRD, Mario Zamora, quien tuvo que reconocer su derrota a cambio de la liberación de sus colaboradores plagiados.
Hay que recordar que el ex gobernador perredista de Michoacán, Silvano Aureoles, tuvo suficientes pantalones para denunciar la intervención del narco en los comicios de su estado.
Llegó con su denuncia –y las pruebas– a las puertas mismas de Palacio. AMLO lo dejó sentado cuatro horas en un banquito. No lo recibió.
En las elecciones del 2024 están en juego la presidencia de la República, nueve gubernaturas, 500 curules en la Cámara de Diputados, 128 escaños en la de Senadores y otros 19 mil cargos más.
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Las dos precandidatas presidenciales le pusieron algo de picante a las desabridas precampañas que recién terminaron.
Claudia Sheinbaum se quiso colgar de la figura de Genaro García Luna, preso en Estados Unidos por cinco cargos relacionados con drogas, para descalificar a Xóchitl Gálvez. En un acto oficial, le preguntó que pensaba del que fuera secretario de seguridad de Felipe Calderón.
La candidata de la coalición opositora bajó bien el balón y le respondió:
“Mi opinión no es nada positiva sobre él, pero te reto a que le preguntes a Omar García Harfuch, que es cercano a ti, que piensa de él y me cuentas que te dijo. Ellos trabajaron muchos años juntos. Creo que es hasta su mentor”.
¡Auchhh! Se vale sobar.
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Padro Haces Lagos es un joven de 28 años que busca la alcaldía de Tlalpan por la coalición que encabeza Morena. Una de sus metas es recuperar la confianza de la clase media y los empresarios. Algo que no está en el ADN del movimiento obradorista.
Sabe que no es fácil. Morena tiene arraigada la estrategia de ofrecer “premios de consolación” a aspirantes que no alcanzaron sus objetivos.
Trabaja para que el movimiento ponga reglas de juego claras y transparentes. No está de acuerdo en que un sólo aspirante vaya por tres cargos para amarrar uno. “Yo, Pedro Haces, sólo me inscribí para la alcaldía”, nos dijo.
Antes del 14 de febrero sabrá si cuajan o no sus aspiraciones. Morena tiene, hasta ese día, para elegir a sus precandidatos.
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Hasta donde el cierre de esta columna me lo permitió, estuve ayer en la presentación de la Organización por la Familia y la Seguridad de México, que la alcaldesa Sandra Cuevas pretende convertir en partido político en 2025.
Me tocó cerca de ring side. Frente a mi butaca tenía dos luminosos letreros en los que se leía: “Sandra Cuevas Presidenta”. Me pregunté: ¿Se estará destapando para el 2030? Parece que sí.
Otra cosa que me llamó la atención fue la presencia de soldados mexicanos. Afuera un autobús verde en el que se leía: Ejército Mexicano. Adentro, una escolta de soldados subieron al ring, acondicionado como templete, para acompañar a la alcaldesa.
Fue un buen evento. Ambiente de fiesta. Grupos musicales, silbatos, zanqueros que bailaban ritmo de batucada, pancartas con la imagen de la alcaldesa en Cuauhtémoc, cachuchas para todos. Ruido, mucho ruido. No se produjo el lleno, pero estuvo cerca.
Una cosa me quedó clara al salir: de que hay lana, hay lana…